“Europa y el mundo se enfrentan a un punto de inflexión”. Son palabras de Isabel Schnabel, miembro del Comité Ejecutivo del BCE, en un discurso pronunciado en esa institución. "Mientras la tragedia humana de Ucrania se despliega antes nuestros ojos, el incremento del precio de los bienes de consumo están impulsando la inflación en muchos países a sus niveles más altos desde hace más de 40 años", añade. Algo que considera "una llamada para un cambio en la política energética". 

Según Schnabel, "nuestra dependencia actual de las fuentes de energía fósiles, no solo se considera un peligro para nuestro planeta, también está siendo vista -cada vez más- como una amenaza a la seguridad nacional y los valores de libertad y democracia". 

A su juicio, "acelerar la transición hacia las energías renovables es la tarea del momento, si consideramos estas amenazas". En este sentido, "cada panel solar instalado, cada planta de generación hidráulica construida y cada turbina eólica añadida a la red nos están acercan un paso más a una economía independiente energéticamente y más verde". 

La energías verdes y la tecnología son una inversión en nuestro futuro

Energía de la libertad

Por eso, califica a las renovables de "energías de la libertad", en referencia al término utilizado por el ministro de finanzas alemán, Christian Lindner, además de ser una "inversión en nuestro futuro", junto a la realizada para las nuevas tecnologías. 

Y señala una realidad inapelable: "Ya hoy, el coste de la energía procedentes de fuentes renovables es significativamente más baja que la de las plantas energéticas convencionales". Además, los avances tecnológicos previstos, indican que "se puede esperar que para 2040, incluso los costes de los sistemas fotovoltaicos pequeños sean más bajos que los de cualquier planta de energías fósiles". 

Cuando las renovables cubran la demanda, los precios serán más bajos

Transición verde

Schnabel asegura que "una vez que la demanda energética pueda ser satisfecha con renovables, los hogares se beneficiarán de precios más bajos de la energía". 

Sin embargo, este cambio de modelo no será gratis: Tendremos que pagar un precio por la transición a energías verdes a un ritmo que refleje el doble objetivo de salvaguardar, tanto nuestro planeta, como nuestro derecho a la autodeterminación". Aun así, "merece la pena pagarlo", incluido el apoyo fiscal necesario para proteger a los sectores más vulnerables de la población. 

La creación de esta nueva economía más sostenible también supondrá la llegada de "una nueva era de inflación de la energía". Schnabel establece tres "shocks" diferentes, pero interrelacionados que "podemos esperar que generen un período prolongado de presión al alza en la inflación".  

El mayor número de desastres naturales tiene un impacto directo en la economía y los precios

Climaflación

El primero de ellos es el vinculado a los costes derivados del propio cambio climático. Lo que denomina "climaflación". 

Este aspecto se basa en el hecho de que "según se incrementa el número de desastres naturales y eventos climáticos severos, también lo hace su impacto en las actividades económicas y los precios". Por ejemplo, "las sequías excepcionales en gran parte del mundo, han contribuida al reciente incremento brusco de los precios de los alimentos, que está imponiendo una pesada carga en las personas que luchan por llegar a fin de mes". 

El segundo "shock" es la "fosilflación", "culpable de mucho del reciente incremento de la inflación en la zona euro". En febrero, "la energía fue responsable de más del 50% de la inflación en la zona euro, reflejada principalmente en el brusco incremento en los precios del petróleo y el gas".

Esta situación es consecuencia, según sus palabras, del coste heredado de la "dependencia de fuentes de energía fósiles, que no ha sido reducida con la suficiente fuerza durante las últimas décadas". Sus datos señalan que en 2019, los derivados del petróleo y el gas natural acaparaban el 85% del total de uso de energía en la zona euro.  

Y se ha agravado con los embargos sobre el petróleo ruso y la reducción de dos tercios de las importaciones de gas procedente de ese país. Lo que hará que "continúe siendo un importante contribución a la inflación subyacente en el futuro". De hecho, afirma que una bajada en los precios de la energía fósil "parece poco probable desde esta perspectiva". 

La mayoría de las tecnologías verdes utilizan cantidades significativas de metales y minerales

Verdiflación

El tercer "shock" es la "verdiflación" y "sus efectos son más sutiles". Este efecto procede del hecho de que la mayoría de las tecnologías verdes utilizan "cantidades significativas de metales y minerales, como el cobre, litio y cobalto, especialmente durante el período de transición". Schnabel pone como ejemplo lo coches eléctricos, que "utilizan más de seis veces más minerales que sus contrapartes convencionales". 

Por tanto, "sigamos el camino hacia la descarbonización que sigamos en última instancia, las tecnologías verdes supondrán la parte del león en el crecimiento de la demanda de la mayoría de metales y minerales en el futuro". 

Isabel Schnabel considera que "la política monetaria juega un papel en esta transición". Deberá ser la protectora del poder adquisitivo de las personas y de asegurar que el período de alta inflación actual no arraigue en las expectativas. Además, debe suponer un apoyo para el crecimiento y el empleo.