Es verano y, lógicamente, ¿a quién no le va a gustar tumbarse a tomar el sol un rato? Y sabemos que estás hasta el gorro de avisos de precaución y que la teoría te la sabes. Pero, aun así, desde El Telescopio queremos que entiendas un poco mejor por qué puede ser perjudicial para tu salud si lo tomas en exceso.

Ya ayer te dimos las primeras claves para disfrutar del sol de forma sostenible, pero hoy queremos darte todavía más información sobre los rayos ultravioleta y por qué debes tener más cuidado con ellos de lo que crees.

Porque, además, estamos en plena ola de calor, con el sol cayendo a plomo sobre nuestras cabezas. Así que, te vamos a explicar qué son estas radiaciones, cómo afectan al cuerpo humano y qué precauciones puedes tomar para evitar los efectos nocivos.

Son una forma de radiación electromagnética emitida por el sol

Qué son los rayos ultravioleta

Los rayos ultravioleta (UV) son una forma de radiación electromagnética emitida por el sol. Se dividen en tres tipos principales: UVA, UVB y UVC. De estos, los dos primeros son los que más afectan la salud humana y provocan efectos significativos en la piel y en el cuerpo en general.

Los UVA tienen una longitud de onda más larga y penetran más profundamente en la piel que los UVB. Aunque representan la mayor parte de la radiación UV que llega a la Tierra, su intensidad no varía mucho durante el día o en diferentes estaciones.

Los rayos UVA son conocidos por sus efectos en el envejecimiento prematuro de la piel

Por qué hay que tener cuidado con los rayos UVA

Los UVA son conocidos por sus efectos en el envejecimiento prematuro de la piel, ya que pueden dañar las fibras de colágeno y elastina, lo que resulta en arrugas, flacidez y pérdida de elasticidad.

Además de su impacto estético, también tienen implicaciones en la salud. Pueden debilitar el sistema inmunológico de esta y aumentar el riesgo de daño celular, que a su vez puede contribuir al desarrollo de cáncer de piel.

Aunque los UVA tienen un menor potencial de causar quemaduras solares en comparación con los UVB, su capacidad para inducir daño genético y contribuir al envejecimiento celular hace que lo más sensato sea, por lo menos, preocuparse por ellos y tomar medidas para minimizar su impacto en tu salud.

Los rayos UVB son responsables en gran medida de causar quemaduras solares

Quemaduras y vitamina D

Los rayos UVB tienen una longitud de onda más corta que los UVA y son responsables en gran medida de causar quemaduras solares. Su intensidad varía según la hora del día y la temporada: son más fuertes durante el verano y en las horas cercanas al mediodía.

Aunque en exceso pueden causar daño en la piel, los UVB son esenciales para la síntesis de vitamina D en el cuerpo, un nutriente vital para la salud ósea y el sistema inmunológico. O sea, que no se trata de evitarlos a toda costa, sino de encontrar la medida justa en la que son beneficiosos y no provocan daños.

Porque la exposición excesiva a estos rayos puede tener consecuencias negativas para tu salud. La quemadura solar, resultado directo de ese exceso de radiación, puede dañar las capas superficiales de la piel, causar dolor y aumentar el riesgo de cáncer de piel.

Si esa sobreexposición es crónica, también puede debilitar el sistema inmunológico y provocar cambios en el ADN celular que favorecen el desarrollo de mutaciones cancerígenas.

Protección y seguridad contra los rayos UVA y UVB

Dada la importancia de protegerse de los efectos perjudiciales de los rayos UVA y UVB, es crucial tomar medidas para minimizar la exposición. La utilización de protector solar es una de las formas más eficaces para conseguirlo.

Los protectores solares de amplio espectro bloquean tanto los UVA como los UVB, pero recuerda que no es suficiente aplicarte una fina capa a primera hora de la mañana y luego olvidarte. Tienes que utilizar una cantidad generosa y hacerlo cada dos horas aproximadamente, sobre todo si has sudado o te has metido en el agua.

Además del uso de protector solar, es aconsejable buscar sombra durante las horas centrales del día, en las que la radiación solar es más intensa; así como usar ropa protectora: como camisas de manga larga, pantalones largos y sombreros de ala ancha. Las gafas de sol también son esenciales para proteger los ojos.

¿Qué protector solar debes usar?

Las cremas solares tienen un factor de protección (SPF) que determina “el número de veces que el protector solar de las cremas aumenta la resistencia de la piel ante quemaduras solares”, como explican desde L’Oreal.

Básicamente, indica el tiempo que podrías estar al sol sin quemarte. Es decir, un SPF 50 te permite pasar 50 veces más tiempo expuesto al sol, de lo que lo harías sin él; mientras que si la protección es 30, podrías pasar 30 vedes más tiempo al sol.

Pero, “en la realidad estos valores pueden variar pues entran otros muchos factores en juego como el fototipo de la piel, la latitud, la cantidad de crema que se aplica, etc.”.

Los filtros solares son de dos tipos: químicos y físicos. “Los primeros absorben la radiación ultravioleta y la devuelven como radiación térmica y son los más utilizados en cosmética. En cambio, los segundos funcionan como un espejo” y reflejan esa radiación.

Según L’Oreal, qué SPF escoger es “la pregunta del millón” y depende de tu fototipo (que varía “en función del color de la piel, el cabello y los ojos de cada persona”). Es decir, cuanto más claro el tono de piel, más protección.