“La próxima pandemia podría golpear en cualquier momento”. Así lo afirman Ngozi Okonjo-Iweala, director general de la Organización Mundial de Comercio; Tharman Shanmugaratnam, ministro de Política Social de Singapur y presidente del Grupo de los Treinta; y Lawrence H. Summers, profesor de la universidad de Harvard y ex ministro de Hacienda de Estados Unidos. Los tres expertos publican un artículo en la revista del Fondo Monetario Internacional [FMI] en el que aseguran que “una cepa de gripe mortal u otro patógeno que salte de animales a humanos podría atacar incluso mientras el mundo lucha contra el Covid-19”.

Los autores explican que el modelo actual, basado en el cambio incremental, “ha fracasado” y, por lo tanto necesitamos construir uno nuevo “para evitar cometer errores con las pandemias una y otra vez, con enormes costes humanos y económicos”.

Se elevan las previsiones de nuevas mutaciones

Lejos de acabar con la pandemia

De hecho, afirman que “no estamos de ninguna manera cerca del fin de la pandemia. Delta no será la última variante altamente transmisible. Las grandes bolsas de personas sin vacunar y la propagación no registrada del virus por el mundo, elevan las previsiones de nuevas mutaciones, posiblemente capaces de evadir las vacunas actuales, lo que creará nuevas olas en todas partes”.

Por tanto, señalan como imprescindible “reconocer esta nueva realidad de la pandemia”, pero no para “difundir el miedo” sino para que se creen “políticas públicas prudentes y responsables”.

Nuestro fracaso colectivo se ha cobrado un peaje catastrófico

Un fracaso global

Según su análisis, “el único beneficio del Covid-19 ha sido eliminar cualquier duda. Nuestro fracaso colectivo para escuchar los consejos científicos y para invertir en prevención y preparación para la pandemia se ha cobrado un peaje catastrófico”.

El peor, sin duda, la pérdida de vidas, que sitúan en 5 millones de personas, si hacemos caso a las cifras oficiales, pero que “fuentes creíbles no oficiales estiman que son un múltiplo de esa cifra”.

Se necesitan 23.000 millones de dólares en ayudas por parte de las naciones ricas

Inversión estratégica

Los tres expertos reconocen que “superar la pandemia actual sigue siendo la tarea inmediata”. Calculan que es necesario generar 23.000 millones de dólares en ayudas por parte de las naciones ricas, para conseguir las pruebas y otros suministros médicos”. Algo que califican de “un precio muy bajo para acortar la pandemia en todas partes”.

Pero consideran incluso más importante “reducir de forma importante el riesgo de que [los brotes] se conviertan en pandemias”. Y es posible conseguirlo, porque “el mundo tiene capacidad científica y tecnológica, además de los recursos financieros”.

Debemos tratar la salud como una inversión estratégica en bienes públicos globales

Una nueva cooperación internacional

Proponen un nuevo modelo de cooperación internacional: “Más que financiar la seguridad de la salud global bajo el manto de ‘ayuda para otras naciones’, debemos tratarla como una inversión estratégica en bienes públicos globales que beneficien a todas la naciones, ricas o pobres”.

En primer lugar, “necesitamos una vigilancia genómica a escala masiva, que integre capacidades nacionales, regionales y globales. Esa red es crítica para detectar y compartir de forma instantánea la información sobre los patógenos que podrían causar brotes de enfermedades infecciosas, con el fin de identificar las secuencias de sus genomas y acelerar el desarrollo de contramedidas médicas”.

No se pueden repetir las abrumadoras desigualdades de acceso a vacunas y material de esta pandemia

Eliminar las desigualdades

Otra de las claves es eliminar las tradicionales diferencias en capacidad de gestión de la salud entre países, que pueden “beneficiar a países individuales en tiempos normales, pero que también son críticas para la prevención de las pandemias.

Y es “crucial también construir al capacidad global necesaria para acelerar de forma radical la distribución de vacunas y otros materiales para evitar prolongar una pandemia y repetir las abrumadoras desigualdades de acceso que el Covid-19 ha puesto de manifiesto”.

Para conseguirlo, sugieren la creación de una “gran iniciativa de inversión público-privada”. Según sus cálculos, el mundo necesita 15.000 millones de dólares más al año en bienes públicos para evitar futuras pandemias, lo que supondría doblar los niveles actuales. “Pero el Covid-19 demuestra que el coste de una pandemia es varios cientos de veces mayor”.

No hay solución a la seguridad frente a una pandemia que no suponga una OMS más reforzada y reformada

El papel de la OMS

“Para tener éxito en evitar la próxima pandemia, debemos reforzar la multilateralidad. Esta no puede ser alcanzada con cambios incrementales en los mecanismos actuales, que no han servido para prevenir y responder de forma decisiva a la pandemia actual”, señalan.

Para ganar la batalla contra la próxima crisis sanitaria mundial es preciso “poner las finanzas de la Organización Mundial de la Salud [OMS] en un camino más seguro y multilateral y empoderarla para que realice sus funciones principales de forma más eficaz”. Y añaden: “No hay solución a la seguridad frente a una pandemia que no suponga una OMS más reforzada y reformada”.

La organización internacional debe tener un papel de liderazgo en la vigilancia de emergencias sanitarias globales y en la identificación de diferencias en las capacidades de los distintos países.

Redefinición de instituciones

También consideran imprescindible redefinir el propósito de las instituciones financieras internacionales “para una nueva era”. “El FMI y el Banco Mundial fueron creados al final de la II Guerra Mundial para ayudar a los países en su reconstrucción económica o cuando se encontraban con dificultades financieras propias”.

Pero ahora, los modelos de negocio de ambas entidades “deben pivotar hacia mitigar el riesgo, en lugar de directamente prestar, para movilizar el capital y transformar los ahorros globales en desarrollo financiero”.

Pero no sirve solo con reformar las instituciones existentes: “Debemos establecer un nuevo mecanismo de financiación multilateral para la seguridad sanitaria global”, afirman. Y es “crítico” que sus recursos “se añadan y no sustituyan a las ayudas oficiales al desarrollo existentes”.