Ian Burkhart es un joven de estadounidense de 24 años. Hace seis tuvo un accidente mientras buceaba que le dejó paralizado de cuello para abajo. Desde entonces Ian vive una vida dura por su tetraplejia, aunque su existencia puede haber cambiado. Ha sido elegido para tomar parte en un experimento médico-científico que desarrollan especialistas (cirujanos, neurólogos, ingenieros o fisioterapeutas) pertenecientes al Instituto Battelle Memorial, una entidad sin ánimo de lucro dedicada a la investigación, junto con el Centro Wexner, de la Universidad Ohio State

Un gesto tan absurdo como tocar la guitarra en el famoso juego para videoconsolas o pasar la banda magnética por el lector, era una verdadera utopía para Ian tras aquel fatídico siniestro. Sin embargo, las cosas pueden haber cambiado gracias a 'Neurolife', un avance que acumula una década de investigación y desarrollo que ha permitido a este joven recuperar su capacidad para recoger objetos, mezclar líquidos e, incluso, disfrutar de la videoconsolas.

Lo hace a través de sus pensamientos. Hace menos de dos años la vida de Ian empezó a cambiar al ser elegido como el primer paciente en servirse de forma experimental de esta "tecnología de derivación neuronal", como la definen desde el centro Battelle. Entonces ya se convirtió en noticia al ser capaz de "recoger y mantener una cuchara utilizando sus propios pensamientos".

Según explica Ali Rezai, director del Instituto Neurológico de Ohio State, en un comunicado hecho público, en la actualidad "cuando está conectado al sistema, es capaz de pasar una tarjeta de crédito, mantener una botella en la boca y recoger un teléfono", unos gestos muy aplaudidos porque Ian "ha llegado muy lejos en poco más de un año".
Desde que se le implantara un chip en el cerebro en 2014 hasta la actualidad, el joven tetrapléjico, tras cientos de sesiones, ha ido mejorando y haciendo más eficientes los movimientos con la mano derecha, tal y como describen desde la mencionada entidad investigadora sin ánimo de lucro, desde donde aseguran que "aprende el sistema y el sistema aprende de él".
En palabras de Nick Annetta, investigador e ingeniero eléctrico en Battelle y desarrollador del sistema 'Neurolife', mediante un "bypass neuronal (...) somos capaces de convertir los pensamientos de Ian en señales que pasan por alto la médula espinal lesionada", y los envían a una especie de manga estimuladora situada en el brazo derecho "haciendo que sus músculos se muevan. Realmente es increíble".