Quienes vivimos en las ciudades, pensamos que el Wifi y el acceso a internet de banda ancha es algo que disfruta todo el mundo. Pero no es así: “El 90 o 95 por ciento de las comunicaciones se producen en las ciudades. Pero los operadores móviles no tienen una solución en el 90 por ciento del territorio, que está fuera de esas zonas de alta densidad”, explica Jaume Sanpera, fundador y CEO de Sateliot.

Su compañía acaba de firmar un acuerdo con la Space Alliance formada entre Thales Alenia Space (Thales 67%, Leonardo 33%) y Telespazio (Leonardo 67%, Thales 33%). El objetivo: ofrecer cobertura 5G para internet de las cosas [IoT] en todo el planeta.

Seamos por una vez un poco arriesgados, apostemos por el futuro

La nueva internet

Una industria [el denominado New Space], que es considerada “la nueva internet” y en la que nuestro país cuenta con una oportunidad única. “Tenemos la suerte de tener en España una compañía que es pionera en el mundo: somos los primeros que vamos a tener un satélite sobre el cual vamos a demostrar comunicaciones 5G para IoT”, explica Sanpera.

Y da un toque de atención sobre lo que supone y qué necesita el sector privado: “Seamos por una vez un poco arriesgados, apostemos por ese futuro. Ahora todo el mundo habla de España como país innovador: apoyemos a todas esas compañías. Aún podemos crear un país que sea pionero en algo que va a ser pionero en el mundo”.

Sin apoyo de la administración, estos proyectos son imposibles

Ahora o nunca

El momento es ahora: “Es un sector inmenso en el que con poco dinero -entre comillas- podemos estar a la cabeza”, asegura Sanpera. Y avisa del peligro: “No podemos dejar que las compañías se vayan del país porque Estados Unidos pone todo el dinero del mundo y aquí no. Elon Musk ha invertido diez mil millones en su compañía, pero seis mil vienen de la administración pública. Sin apoyo de la administración, sobre todo en los estadios iniciales, estos proyectos son imposibles”.

La cuestión es por qué debería dedicarse dinero público a esta industria. “Las ventajas son enormes”, nos explica. Y añade: “Tiene muchísimas implicaciones, incluso sociales. A nosotros nos gusta decir que estamos en esto porque un mundo conectado es un mundo mejor. En agricultura, por ejemplo, la disponibilidad de sensores de muy bajo precio va a hacer que se generalice su uso. Se está hablando de una reducción en el consumo de agua del 50 por ciento, en un sector que gasta el 80 por ciento de los recursos hídricos; es un 40 por ciento del total”.

Un proyecto ambicioso

Según nos nos explica Sébastien Clausse, Directo Técnico (CTO) de Thales Alenia Space en España, “el proyecto consiste en diseñar, fabricar, lanzar y operar una constelación de minisatélites en órbita baja para dar servicios de IoT, como complemento a la red terrestre, a la red Wi-Fi de casa, a la fibra”.

“Se trata de satélites miniaturizados, nanosatélites”, lo que supone un cambio radical en el enfoque: “Hasta la fecha se han hecho menos satélites y más grandes. Pero para dar buen servicio de IoT, lo que se necesitan son más y más pequeños. Eso supone retos tanto para la plataforma -la estructura del satélite-, su propulsión, su estabilización, las antenas, la propia señal de telecomunicación”, dice Clausse.

Son satélites de baja órbita [las tradicionales están a 36.000 kilómetros], lo que supone diseñar un sistema de radio y antenas específico, para que puedan captar esa señal que llega desde 500 kilómetros con los mismos dispositivos que utilizamos en la actualidad.

Hemos querido utilizar el estándar 5G, adaptado al espacio

Retos

La red también supone un reto importante: “Hemos querido utilizar el estándar 5G, que se define para la red terrestre, pero nosotros lo queremos llevar al espacio, a 600 kilómetros”.

Por supuesto, tener cientos de satélites en órbita requiere mecanismos de control y seguimiento muy diferentes a tener solo unos cuantos. Por eso, el proyecto creará una plataforma de gestión automatizada y dinámica de toda la constelación desde tierra.

Los satélites de baja órbita son una revolución

Nuevos estándares    

Y, por primera vez, se ha cambiado el enfoque de los estándares, porque “históricamente, el mundo satélite ha creado estándares y protocolos propietarios desde cero: tengo un problema y diseño mi propia solución cerrada. Pero a ningún operador móvil se le ocurre hacer eso, todas las soluciones son abiertas, estándares. Eso es lo que hacemos nosotros: cogemos un estándar que es el más utilizado por los operadores móviles NBIoT [NarrowBand Internet of Things, o banda estrecha para IoT] y creamos una constelación que pueda comunicarse con esos dispositivos que ya utilizan los operadores móviles”, nos cuenta Sanpera.

Los satélites de baja órbita son, según sus palabras, “una revolución, porque además son de bajo coste. Y eso está haciendo que la industria esté avanzando muy rápidamente. Antes, un satélite tardaba unos cinco años en construirse y duraba unos diez o quince años. Es decir, la tecnología se renovaba con esa periodicidad. Ahora, como mucho duran cuatro años. Todo va mucho más rápido. Entre construcción y lanzamiento ahora pasa un año”.

Tecnologías complementarias

No son tecnologías excluyentes: las tecnologías móviles son muy buenas en ámbitos de alta densidad y las de satélite lo son en los de gran superficie y baja densidad. “Si conseguimos complementar ambos, tenemos lo mejor de los dos mundos”, afirma el fundador de Sateliot.

Eso no significa que vayan a desaparecer la fibra y el 5G. ”Sustituirlas por satélites en las grandes ciudades nunca será posible”, asegura Sanpera. “Pero lo que sí es verdad es que dentro de diez años contarás que estuviste en el bosque sin cobertura y no lo entenderán. El concepto de no cobertura va a desaparecer y el mundo estará cubierto con telecomunicaciones móviles”.

Hay muchos actores de Silicon Valley, pero también en Europa y en España

Dispositivos diferentes

Para crear una constelación de nanosatélites “necesitas un dispositivo que sea muy pequeño [miden un metro y pesan unos 50 kilos], que sea muy barato -porque necesitas tener muchos para captar todos esos datos- y que la batería muy pequeña y que dure mucho, entre cinco y diez años”.  

Estos satélites orbitan en la famosa LEO [Low Earth Orbit, la órbita baja terrestre]. A pesar de la distancia, las latencias se sitúan entre 5 y 10 milisegundos. Algo que no supone ningún problema, por el enfoque del proyecto, que se centra en aplicaciones que son poco sensibles a ella. Desde agricultura hasta logística [compañías que tienen miles de contenedores en el mundo], pasando por control de infraestructuras, de vida salvaje, deportes de aventura, energías renovables... Las aplicaciones son casi infinitas.  

No es de extrañar que se esté produciendo esta revolución en el mundo de los satélites. Y Clausse, como Sanpera, afirma: “Hay muchos actores de Silicon Valley que están en esto, pero también en Europa y en España y eso es algo que nos gusta mucho”.