Puede que las mujeres en carreras STEM [Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas] sean escasas [esperemos que eso cambie ya], pero desde luego su impacto es innegable. Y, por si a alguien le quedan dudas o quiere negarlo, la Academia Sueca de las Ciencias lo dejó bien claro ayer mismo al conceder el premio Nobel de Química a Emmanuelle Charpentier y Jennifer A. Doudna, las descubridoras de las tijeras genéticas, “por el desarrollo de un método de edición del genoma”. 

​Según la Academia, “han descubierto una de las herramientas genéticas más ingeniosas: las tijeras genéticas CRISPR/Cas9. Con ellas, la investigación puede cambiar el ADN de animales, plantas y microorganismos con una precisión extremadamente alta”. 

Y no solo eso: anteayer Andrea Ghez recibía el Nobel de Física, junto a un hombre, Reinhard Genzel, "por el descubirmiento de un objeto compacto supermasivo en el centro de nuestra galaxia". El galardón fue compartido también con otro científico, Roger Penrose, "por el descubrimiento de que la formación de un agujero negro es una predicción robusta de la teoría general de la relatividad". 

Con las tijeras genéticas CRISPR/Cas9 se están creando nuevas terapias para el cáncer 

Impacto revolucionario 

Para que te hagas una idea, piensa que la información genética de cada una de tus células es una cinta de tela. Y que tienes unas tijeras con las que puedes cortar cualquier trozo para descartarlo o sustituirlo por otro. Eso son las tijeras genéticas CRISPR/Cas9. 

Esta tecnología, ha tenido, a  juicio de la institución sueca “un impacto revolucionario en las ciencias de la vida”. Su contribución principal está en la creación de nuevas terapias para el cáncer y “puede hacer realidad el sueño de curar las enfermedades hereditarias”.  

Según la Academia Sueca, son una herramienta para reescribir el código de la vida 

Reescribir la vida 

Con las tijeras genéticas, calificadas de “herramienta para reescribir el código de la vida”, la investigación puede modificar los genes de las células para desentrañar los secretos de la vida. “Esta labor solía consumir mucho tiempo, era difícil y a veces imposible. Usando las tijeras genéticas CRISPR/Cas9 ahora es posible cambiar el código de la vida en unas pocas semanas”. 

Claes Gustafsson, presidente del comité de Química de los Nobel asegura que “hay un enorme poder en esta herramienta genética, que nos afecta a todos. No solo ha revolucionado la ciencia básica, sino que también ha generado un abanico de innovación que supondrá el nacimiento de tratamientos médicos radicalmente nuevos”.   

Esta herramienta ha contribuido a muchos descubrimientos importantes en investigación 

Descubrimiento inesperado 

El descubrimiento fue inesperado. Durante los estudios sobre  piógenos en estreptococos de Charpentier, una de las bacterias que más daño provoca a los seres humanos, la científica descubrió una molécula antes desconocida, la tracrRNA. Su trabajo demostró que la tracrRNA es parte del sistema inmunológico ancestral de una bacteria, la CRISPR/Cas, que corta el ADN de los virus para desarmarlos.  

Charpentier publicó su descubrimiento en 2011. Ese mismo año, inició una colaboración con Doudna, que es una bioquímica de gran experiencia y un vasto conocimiento del ARN. Juntas, consiguieron recrear las tijeras genéticas de la bacteria en un tubo de ensayo y simplificar sus componentes moleculares para que fueran más sencillas de utilizar.  

Desde ese momento, se ha producido una explosión en sus aplicaciones. “Esta herramienta ha contribuido a muchos descubrimientos importantes en investigación básica”, señala la Academia. 

Sentíamos que estábamos ante algo grande, pero no podíamos imaginar cómo de grande 

Las ganadoras 

Emmanuelle Charpentier nació en 1968 en Juvisy-sur-Orge, Francia. Consiguió su doctorado en 1995 en el Institut Pasteur de París. Actualmente es la directora de la Unidad Max Planck para la Ciencia de los Patógenos en Berlín. 

 Jennifer A. Doudna, nació en 1964 en Washington, D.C, Estados Unidos. Es doctora desde 1989 por la Harvard Medical School de Boston. En la actualidad es profesora en la universidad de California Berkeley e investigadora del Howard Hughes Medical Institute. 

Charpentier asegura que aunque le habían dicho muchas veces que su nombre estaba entre el resto de candidaturas, “cuando me llamaron, no podía creerlo”. La premiada afirma que lo importante “no es publicar en revistas científicas de impacto. Es hacer un trabajo sólido” y que para eso hace falta tomarse el tiempo que sea preciso.  

Doudna, por su parte, reconoce que “al principio  sentíamos que estábamos ante algo grande, pero no podíamos imaginar cómo de grande. Me sigue sorprendiendo cada día el extraordinario trabajo que está surgiendo globalmente alrededor de esta tecnología y, mirando hacia atrás, me doy cuenta de que lo que nos ha guiado todo el tiempo ha sido la curiosidad”. 

El premio Nobel de Química tiene una dotación económica de diez millones de coronas suecas [9,6 millones de euros] que ambas se repartirán a partes iguales.