¿Estamos presenciando el comienzo de una nueva etapa en la historia del capitalismo, basada en el aprendizaje, el conocimiento y el capital intelectual? La pregunta no es nuestra, sino del equipo de la firma de servicios profesionales McKinsey, que ha analizado la relación entre la inversión en intangibles de las empresas y sus resultados económicos. Spoiler alert: son directamente proporcionales.

La compañía ha realizado una encuesta entre 860 personas de nivel directivo, que revela que las empresas que han experimentado mayor crecimiento [el 25 por ciento de ellas que más lo han hecho] han invertido 2,6 veces más en este tipo de activos que las que han incrementado menos su valor [el 50 por ciento que ha mejorado menos].

Los intangibles incluyen desde el marketing hasta el capital organizativo y la formación

Capitalismo sin capital
Pero, un momento… ¿qué son los intangibles? Como es lógico, existen muchas definiciones y clasificaciones, pero para esta investigación McKinsey ha usado la de los economistas Jonathan Haskel y Stian Westlake, autores de Capitalism without Capital: The Rise of the Intangible Economy [Capitalismo sin capital: el auge de la economía de intangibles]. En ella se incluyen aspectos que van desde la publicidad, la marca y la investigación de mercado; hasta el capital organizativo y la formación. Según la firma, esta definición más amplia “parece más relevante al papel que (estos activos) juegan en las compañías, los sectores y las economías”.

Entre los ejemplos que Haskel y Westlake citan en su libro, se encuentran el software, las bases de datos, la I+D+i, el entretenimiento y el arte, el diseño y la reingeniería de procesos. Incluso, “algunas toman la forma de relaciones duraderas o de propiedad, como la red de conductores de una aplicación de taxis. Algunas son información codificada, como la base de datos de fidelización de clientes. Lo que tienen en común es que no son físicas. De ahí que las llamemos inversiones en intangibles”.

Diez países europeos y Estados Unidos han crecido un 63 por ciento en 25 años

Conclusiones
La principal conclusión de la investigación de McKinsey es que en los últimos 25 años, las economías de diez países europeos y la de Estados Unidos registraron un crecimiento del 63 por ciento en valor bruto añadido. Durante este período, la cuota de inversión total en este tipo de activos “se incrementó en un 29 por ciento”.

Es decir, “el incremento en inversión en intangibles ha estado ligado a un incremento en el factor total de productividad de economías enteras. Esto podría indicar que la deceleración del crecimiento de la productividad durante la última década en parte refleja una ralentización de la inversión en activos intangibles”.

Inversión
“La cuota de los intangibles en la inversión total ha crecido de forma continua a la sombra de disrupciones económicas como la burbuja de las punto-com a finales de los 90”, explican desde McKinsey. Ese ritmo se vio frenado tras la crisis financiera global.

Durante la pandemia, “cuando el distanciamiento social hizo necesario un cambio hacia el teletrabajo y una digitalización a gran escala y mucho más rápida, la inversión en estos activos se volvió a acelerar”.

Invertir en intangibles no es la única clave del éxito

Incremento de la productividad
Un modelo económico “rico en intangibles no es la única manera de que una economía tenga éxito”, aclara el equipo autor del estudio. Pero afirman que aunque “hay otras maneras de promover la productividad y el crecimiento”, “las economías que están experimentando un crecimiento en la inversión en estos activos también están mostrando incrementos en el factor total de productividad”.

Por tanto, concluyen que este dato “sugiere que un incremento en la inversión en intangibles puede disparar un crecimiento del factor total de productividad y, por tanto, crecimiento económico a largo plazo”.

No toda la inversión en estos activos obtiene los mismos resultados

Qué hacer
Pero no toda la inversión en estos activos obtiene los mismos resultados. Una de las formas más eficaces de lograr un mayor éxito es hacerlo en capital de innovación. Sobre todo, a través del uso de datos para la toma de decisiones. En este aspecto, las economías que más crecieron cuentan con “procesos rigurosos para medir el impacto del I+D+i y el diseño, lo que les permite construir con rapidez sobre los éxitos y abandonar los fracasos”.

Además, cuanto mayor es el crecimiento, mayor es la predisposición a modificar el propio modelo de negocio y buscar oportunidades de disrupción. Esto, asociado a una estrategia digital y analíticas en tiempo real.

Por supuesto, también es clave invertir en capital humano y relacional. La atracción de talento es importante, pero sobre todo su retención. Quienes más crecen, lo hacen porque fomentan la diversidad y los procesos de gestión de talento.

Por último, es imprescindible invertir en marca: “No solo escuchar a los consumidores, sino realizar una escucha a medida para darles servicio con ofertas, precios y promociones personalizados y basados en analíticas de datos en tiempo real”.