Hay fechas que el fútbol inglés no necesita explicar: basta con mencionarlas para que todo el país sepa su significado. Una de ellas es el Boxing Day, el 26 de diciembre, el día después de Navidad. Una jornada en la que generaciones enteras han hecho del fútbol una extensión de la celebración familiar. Pubs llenos desde el mediodía, estadios repletos, bufandas nuevas bajo los abrigos recién estrenados y un ambiente que mezcla villancicos con los cánticos en la grada. Pero este año, esa postal tradicional se romperá: según informan The Times y Daily Mail, solo se disputará un partido de Premier League en Boxing Day. Será el 26 de diciembre con menos partidos de la primera división inglesa desde 1982.
El resto de la jornada se repartirá entre el resto del fin de semana, lo que supone una decisión inédita que ha causado sorpresa —y cierto enfado— entre los aficionados británicos, quienes han visto como una de sus tradiciones centenarias agoniza. La razón se debe a la necesidad de ajustar el calendario por la expansión de las competiciones europeas y el traslado de la FA Cup a los fines de semana. Esto ha dejado poco margen para mantener la jornada festiva intacta. En otras palabras, la tradición ha chocado de frente con las exigencias del fútbol moderno.
Un ritual con más de un siglo de historia
El Boxing Day no nació en los despachos ni en los contratos televisivos, sino en la calle, entre el pueblo. Su origen se remonta al siglo XIX (aunque hay quienes datan el mismo en la Edad Media), cuando los sirvientes y trabajadores británicos recibían una “caja de Navidad” (de ahí su nombre) el día después de la festividad, como muestra de agradecimiento. Con el tiempo, ese día libre se convirtió también en una fecha ideal para el deporte: competiciones de cricket, carreras de caballos y, sobre todo, partidos de fútbol, que desde finales del siglo XIX comenzaron a sucederse en los campos ingleses.
Ver fútbol durante el Boxing Day se convirtió en una tradición como cualquier otra en Navidad. Las familias acudían juntas al estadio como parte del espíritu navideño. Los clubes, conscientes de ello, aprovechaban la ocasión para ofrecer precios más bajos y generar una gran atmósfera de comunidad en torno al fútbol. La icónica fecha se ha mantenido intacta en Inglaterra salvo durante los parones por las Guerras Mundiales y alguna que otra excepción en la que los encuentros se disputaron el día 27 de diciembre.
Por eso, que en 2025 el Boxing Day se reduzca a un solo partido de Premier League no es un simple ajuste logístico: para muchos, es una herida cultural. Seguidores ingleses apuntan en redes que “La decisión de la Premier League de no jugar partidos el Boxing Day este año es absolutamente impactante. No es solo una ruptura con la tradición, sino un enorme y colectivo "que os jodan" a todos los aficionados al fútbol. Debería haber un boicot masivo a los partidos que se transmitan los días 27, 28, etc. en protesta”.
La televisión, el calendario y el negocio
La medida tomada por la Premier League también puede ser vista como un mal necesario. En un calendario cada vez más comprimido, con clubes participando en competiciones europeas ampliadas forzosamente, los descansos se han convertido en un bien escaso. A esto se suma el traslado de toda la FA Cup a los fines de semana, lo que ha reducido aún más las fechas disponibles entre semana.
La televisión también juega su papel. Las cadenas que poseen los derechos —entre ellas Sky Sports y Amazon Prime Video— presionan para distribuir los partidos en varios días, maximizando las audiencias y los ingresos publicitarios. Así, el Boxing Day, tradicionalmente un maratón de fútbol con varios encuentros simultáneos, se convertirá en una jornada más: un solo partido televisado en horario estelar, con el resto desperdigado a lo largo del fin de semana.
Las otras ligas mantienen el espíritu
Mientras la Premier se adapta al calendario global, las ligas inferiores —la EFL, que engloba Championship, League One y League Two, y la National League— han decidido mantener viva la tradición. Todos sus partidos se disputarán el 26 de diciembre, como siempre. En campos más modestos, donde la televisión no impone horarios y la comunidad es el corazón del club, el Boxing Day sigue siendo intocable.
La decisión de la Premier League no es solo una cuestión de fechas; es un síntoma de algo mayor. El fútbol inglés, como el europeo en general, vive un proceso de industrialización definitiva: calendarios saturados, contratos multimillonarios y una dependencia creciente de las retransmisiones globales. En ese contexto, las tradiciones empiezan a parecer un lujo sentimental.
El Boxing Day, antaño un día sagrado para los hinchas, queda relegado por la búsqueda de audiencia y los compromisos comerciales. Los estadios quizá estén llenos igualmente el 27 o el 28, pero el encanto será distinto. No habrá esa comunión única de fútbol y Navidad que durante más de un siglo definió el carácter del deporte británico.
Tal vez el cambio sea inevitable. Tal vez el fútbol moderno, con su alcance planetario, no pueda permitirse detenerse por la nostalgia. Pero cuando el balón ruede el próximo mes de diciembre y solo un estadio de la que muchos catalogan como “mejor liga del mundo” viva el espíritu del Boxing Day, muchos recordarán que hubo un tiempo en que el fútbol era, ante todo, una tradición compartida. Y pensarán, quizá con un punto de melancolía, que el fútbol moderno no solo ha cambiado las reglas del juego: también está borrando su memoria.