En su año más difícil, la aerolínea irlandesa Ryanair ha puesto a prueba un modelo de negocio que le reportó un beneficio neto de 1.450 millones de euros en su ejercicio fiscal, a pesar de la cancelación de miles de vuelos y el giro histórico de su política laboral por su conflicto con los pilotos.

La compañía de bajo coste radicada en Dublín informó hoy de que logró aumentar un 10 % sus ganancias hasta el pasado 31 de marzo, después de un periodo turbulento durante el que, no obstante, transportó a 130,3 millones de pasajeros, el 9 % más que en el ejercicio anterior.

En un comunicado, su consejero delegado, Michael O'Leary, llamó a los viajeros, por primera vez, "invitados", los cuales, destacó, elevaron un 4 % su gasto "auxiliar" en extras, como comidas y bebidas a bordo, regalos, alquiler de coches, reservas de hoteles o de asientos en los aviones.

Así, los "ingresos auxiliares" suponen ahora casi el 30 % del total, lo que contribuyó a que la facturación de Ryanair subiera el 8 %, hasta los 7.151 millones de euros, mientras que la tarifa aérea media cayó un 3 %, hasta los 39,40 euros.

"Nos recuperamos rápidamente", recalcó O'Leary, en referencia al error detectado el pasado septiembre en la distribución de las vacaciones de los pilotos y a la marcha de un número significativo de éstos a compañías rivales, lo que obligó a la aerolínea a cancelar más de 20.000 vuelos en los meses siguientes.

Desde una posición de fuerza, los pilotos comenzaron a presionar a la dirección y, ante la amenaza de huelgas y más suspensiones en Navidad, Ryanair decidió en diciembre reconocer, por primera vez en sus tres décadas de historia, a los sindicados independientes de sus trabajadores, con los que había negociado hasta entonces a través de órganos internos.

O'Leary recordó hoy que la empresa ha firmado cinco nuevos acuerdos salariales con "la mayoría" de sus pilotos y personal de cabina, mientras que en España se están haciendo "progresos considerables" para cerrar un pacto con el Sindicato de Pilotos de Líneas Áreas (SEPLA) y el personal de cabina.

"Seguiremos negociando de manera abierta y justa con nuestra gente y sus sindicatos, pero no haremos concesiones salariales o de productividad que amenacen nuestro modelo de bajo coste o nuestro liderazgo respecto a costes en Europa", advirtió O'Leary.

Aún así, los expertos sostienen que Ryanair deberá ceder más terreno a sus pilotos para cumplir con las normativas comunitarias y evitar su fuga a otros mercados, como el chino, que necesita mano de obra para seguir creciendo.

La rápida recuperación de Ryanair tras el fiasco en los cuadrantes de trabajo, agregan, también fue posible gracias a la disponibilidad de pilotos procedentes de "aerolíneas quebradas" como Monarch y Air Berlin, según reconoció hoy O'Leary.

Además del problema del calendario de vacaciones, el consejero delegado indicó que la empresa ha operado en un contexto marcado por el encarecimiento del combustible y por "un exceso de la capacidad en Europa", lo que ha "debilitado" el precio de los billetes.

Durante el pasado año fiscal, prosiguió, su flota de aviones aumentó hasta los 430, después de incorporar 50 nuevos aparatos Boeing 737, al tiempo que se crearon "1.500 nuevos puestos de trabajo".

Durante este periodo, Ryanair distribuyó un dividendo de 800 millones de euros entre sus accionistas, a través de opciones de recompra de títulos, cuyo precio se situó al final del año fiscal en 1,215 euros, el 15 % más que en el ejercicio anterior.

Sus pronósticos para 2019, apuntó O'Leary, se caracterizan por la "cautela" y cierto "pesimismo", pues prevé un aumento del 9 % de los costes por unidad provocados por el encarecimiento del combustible y la subida de los salarios (200 millones de euros en total), si bien el tráfico de pasajeros podría crecer el 7 %, hasta los 139 millones.

En este sentido, sus beneficios podrían situarse entre 1.250 y 1.350 millones de euros, siempre y cuando no ocurran "eventos de seguridad imprevistos" y el proceso de salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE), el "brexit", no tenga "un desarrollo negativo".

Su precaución contrasta con la de la aerolínea británica EasyJet, que la semana pasada indicó que espera aumentar en más del 30 % sus beneficios durante su ejercicio fiscal (hasta septiembre de 2018), ante el ascenso de la demanda por el colapso de compañías rivales.