La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, ha criticado la rebelión energética de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y su equipo de Gobierno frente al plan de ahorro y eficiencia. “Hay una especie de invitación a no cumplir en lugar de facilitar el cumplimiento”, ha criticado la ministra en una entrevista en Más de Uno, en Onda Cero.

“El decreto está para aplicarse”, ha comenzado rotunda la entrevista ante la pregunta de posibles cambios antes de la entrada en vigor del paquete de medidas el próximo martes 9 de agosto. Ribera ha asegurado que las medidas se han debatido en las conferencias sectoriales de energía y medio ambiente con las distintas comunidades autónomas y recalca sus críticas a la negativa de Ayuso de cumplir con el plan: “El debate no creo que esté en de qué manera evito las sanciones”.

Ribera ha evitado pronunciarse sobre las multas por incumplimiento y justifica este paquete de medidas por razones de solidaridad europea. “Las cosas están para que se apliquen y nadie tenga que sancionar a nadie. es asumible y comprensible en unas circunstancias comparado con lo que ocurre en el resto de Europa”, ha defendido la responsable de energía del Gobierno, ante lo que considera “el chantaje descomunal de Putin”.

La ministra ha explicado que este primer paquete de “sencillas” medidas de ahorro y eficiencia energética tiene como objetivo cumplir con el compromiso ratificado con Europa para reducir nuestro consumo y ser solidarios con el resto del continente. Todo ello provocado por la “tensión energética” derivada de la guerra de Ucrania, intensificada por la sequía en España y Portugal.

Ribera, sobre las excepciones: “Es necesario justificar cuando sí y cuando no"

“Las medidas están pensadas para edificios de uso público con cierta flexibilidad. Por supuesto que no es lo mismo trabajar en una oficina que en una peluquería” -ha matizado la vicepresidenta tercera durante la entrevista en Onda Cero- “Es necesario justificar cuando sí y cuando no. Es obvio que puede haber espacios como cocinas, discotecas o gimnasios que tienen que tener temperaturas distintas, diferentes a las de un trabajo sedentario”.

Ante las críticas procedentes de sectores como la hostelería, Ribera ha recalcado que la flexibilidad para proteger los derechos de los trabajadores ya está contemplada en el Real Decreto Ley, en concreto con respecto al límite de las temperaturas. Tal y como está incluido en las recomendaciones laborales, la temperatura en bares tendría que estar en los 25 grados mínimos, y no en los 27 grados, tal y como ha ratificado la ministra. No obstante, matiza que “una cosa es mantener una temperatura cómoda para los trabajadores y otra cosa muy distinta es pasar frío, como ya estábamos viviendo”.

Desde Transición Ecológica defienden el “mínimo impacto” en la actividad productiva, calificándolo de “efecto razonable”. “Creo que está al alcance de lo que podemos hacer sin un fuerte esfuerzo”, ha asegurado la ministra. Este primer paquete será completado en septiembre, tal y como ya ha anunciado la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, este jueves. 

El Gobierno ha puesto en marcha una serie de medidas para ayudar a la adaptación en materia energética, con recursos transferidos a las diferentes comunidades autónomas y sus administraciones. Entre otras de las medidas, el propio plan contempla una inversión a las pymes, así como programas renove que mejoren los niveles de eficiencia. “Pensemos en las neveras de algunos supermercados que todavía no tienen puertas, que están trasladando el frío al pasillo”, explica la ministra.

Más allá del plan de ahorro y eficiencia energética, la vicepresidenta ha puesto en relieve el papel de España en la crisis energética europea, que podría actuar “como un gran puerto logístico”. Sobre la transición energética, mantiene el cierre de las centrales nucleares previsto para 2035 y asegura que “están funcionando a pleno rendimiento”. En esta línea, rechaza por el momento la reapertura de centrales de gas ya que considera que “tiene poco sentido económico, no solo ambiental y energético”. “Hay que buscar fórmulas que nos permitan ser muy inteligentes y muy eficientes en la forma en la que producimos”, ha recalcado.