Como diría Forrest Gump, las campañas electorales son como cajas de bombones, nunca sabe uno lo que se va a encontrar dentro. Así, la primera semana ha tenido mucho de política nacional y muy poco de política regional y local. Se impone una visión de las autonómicas y locales que aparecen como una “primera vuelta” de las elecciones generales, un grave error pues en un sistema como el español, ls comunidades autónomas mantienen un importante rango de competencias que afectan directamente a la calidad de vida de la ciudadanía. Lamentablemente, los debates se centran mucho en aspectos simbólicos, pero muy poco en las condiciones efectivas de las políticas públicas desarrolladas en el ámbito regional.

Así que en esta columna repasaremos algunos datos sobre el desempeño de los gobiernos autonómicos, en comparación con la Unión Europea. Desde hace décadas, la política regional y de cohesión de la Unión Europea nos permite tener numerosos indicadores de desempeño económico y social a nivel regional, de manera que, teniendo como referencia los datos recogidos por la Comisión Europea, nos podemos hacer una idea de cómo estamos y hacia donde avanzamos.

Comenzando por la calidad de nuestros gobiernos regionales, en un trabajo desarrollado por la Universidad de Goteborg, con el apoyo de la Comisión Europea, España no destaca particularmente por un mal gobierno regional: la mayoría de las comunidades autónomas se sitúan con una calidad de gobierno por encima de la media de la Unión Europea, con la excepción de la Comunidad de Madrid, Castilla y León, Cataluña y Andalucía, todas ellas relativamente cerca de la media -pero efectivamente por debajo de la misma. La comunidad autónoma con mejor desempeño en materia de calidad de gobierno es el País Vasco, seguido de Aragón y la Comunidad Foral de Navarra, estando el resto muy cerca de la media europea. En un contexto en el que la percepción de mal gobierno se extiende sin pruebas, tener algunas referencias pueden ser interesantes.

La calidad del gobierno es una buena noticia pero, cuando avanzamos en otros indicadores, la realidad se tuerce algo más. En términos de competitividad, medido a través del Índice de Competitividad Regional de la Comisión Europea, sólo la Comunidad de Madrid se sitúa entre las regiones más competitivas de Europa, con el resto a cierta distancia y con algunas de ellas en una situación muy comprometida. Sólo tres regiones -Cataluña, País Vasco y la Comunidad de Madrid- se sitúan por encima de la media de la Unión Europea.

Índice de competitividad regional

Estos datos recogen numerosos indicadores relacionados con las infraestructuras, el entorno regulatiorio, los recursos humanos o la sofisticación empresarial. España sigue por debajo de la media europea y sin mejorar sus posiciones relativas en relación con el conjunto de la Unión Europea.

Si nos fijamos en otros indicadores e índices, subsisten también los motivos de atención. De acuerdo con los indicadores de centro de investigaciones conjuntas de la Comisión Europea, la mayoría de las comunidades autónomas muestran muy bajos niveles de resiliencia económica, con la excepción del País Vasco, Madrid, Aragón, Cataluña, Baleares y Rioja. Una situación sólo comparable a la de el sur de Italia y a Grecia.

En términos ambientales no vamos mucho mejor: sólo tres comunidades autónomas han reducido sus emisiones de gases de efecto invernadero entre 1990 y 2018, y algunas han experimentado algunos avances espectaculares, por no decir dramáticos. La Región de Murcia se lleva la palma, con un incremento de más del 100%.

Por último, si atendemos a los datos del índice de progreso social, nos encontramos con que sólo el País Vasco se sitúa entre las regiones europeas con mejor desempeño en este ámbito, seguida de Navarra, Aragón y la Rioja. Las comunidades autónomas de Andalucía, Extremadura y Castilla la Mancha, se situaría en el tramo de regiones de peor desempeño, aunque todavía lejos del sur de Italia, Grecia y el este de Europa.

La combinación de estos índices, todos ellos con sus características propias, nos podrían dar un perfil adecuado sobre los retos que debe asumir cada Comunidad Autónoma. Así, por ejemplo, Madrid tiene un potente desempeño en competitividad regional, siendo la primera comunidad autónoma en ese índice, pero cae al puesto sexto en progreso social, y se encuentra por debajo de la media en el índice de calidad de gobierno. La Comunidad Foral de Navarra mantiene un cuarto puesto en competitividad regional y el segundo en progreso social, mientras su calidad de gobierno se sitúa por encima de la media europea y su resiliencia se mantiene en una mejor situación respecto de la media nacional. Todos estos datos podrían llevar a una reflexión en profundidad sobre los retos pendientes a nivel regional. Un informe muy detallado sobre esta la realidad estructural de nuestras comunidades autónomas se puede encontrar en el octavo informe sobre cohesión regional de la Unión Europea. El informe es un auténtico atlas sobre los retos que deben asumir las regiones europeas de cara al año 2050. Y, como hemos visto, España y sus comunidades autónomas tienen mucho recorrido por delante, y muy pocos gobiernos autonómicos pueden sacar pecho de sus diferentes desempeños. Podemos hablar de estos retos o podemos malgastar el tiempo en otros aspectos en función de la atención mediática y demoscópica. Está en nuestra mano, pero, sobre todo, en nuestra exigencia ciudadana para el día 28 de Mayo. Buena suerte.