La auditora Deloitte había advertido en varias ocasiones a la entidad de un desfase en sus cuentas. También acusó al exministro Ángel Acebes, que presidía la Comisión de Auditoría de Bankia y su matriz BFA, de ignorar un informe en el que se especificaba que las cuentas estaban infladas. En su momento, tanto Acebes como otros miembros de dicha comisión, entre los que se encuentra el miembro de CCOO Pedro Bedia, lo niegan.

Sin embargo, según ha dicho esta mañana Rato, esos números rojos son el resultado de que el nuevo equipo, junto con el mismo auditor de siempre, decidió aumentar las provisiones antes posibles deterioros futuros, pero el beneficio operativo del grupo Bankia en 2011 y el margen bruto no cambiaron.

De hecho, en respuesta a los diputados en el Congreso, Rato ha puesto como ejemplo que nadie habla de pérdida en los 60.000 millones que la banca española necesita en situaciones de estrés, pues son adelantos de posibles deterioros futuros.

Rato ha insistido en que las cuentas que presentó de Bankia, con un beneficio de 306 millones en 2011, eran fieles a la realidad y sólo se cambiaron porque el nuevo equipo decidió provisionar cerca de 1.800 millones por créditos aún al corriente de pago, conociendo el último real decreto y con unas expectativas económicas peores.

Sin embargo, ha insistido en repetidas ocasiones que Deloitte no planteó ninguna duda sobre las cuentas de la entidad. Rato ha recordado que la auditora fue clave en la separación de activos del grupo en la primavera de 2011 y entonces dijo que, aunque la acción de Bankia hubiera debutado por debajo del valor en libros, la matriz no tenía que apuntarse pérdidas hasta que las vendiera.

Para apoyar su discurso, ha incidido en que el 28 de julio de 2011, después de la salida a bolsa de Bankia, Deloitte firmó las cuentas del primer semestre y "tampoco dijo nada de esto". Hay que esperar hasta octubre para que la auditora empiece a discutir con la comisión de auditoría del Banco Financiero y de Ahorros (presidida por el exministro Ángel Acebes) y los principales ejecutivos del grupo sobre cómo deben valorarse las acciones de Bankia.

Según Rato, ya que otras entidades tienen acciones en compañías que no ponen a valor de mercado si no las van a vender, Deloitte creía que lo mejor era recurrir a un criterio externo para que pueda estimar un valor futuro de los títulos de Bankia. Pero cuando el Gobierno aprueba la primera reforma financiera en febrero, "el auditor empieza a endurecer su posición" y plantea dudas también sobre la posibilidad de recuperar 2.744 millones en créditos fiscales.

Es entonces cuando Bankia le dice: "busquemos una solución", por lo que la entidad pide a la misma auditora que busque una fórmula para resolver esas dudas y es ahí donde Deloitte propone que se puedan trasladar parte de los activos de la matriz a la sociedad cotizada.

Ésta era una de las bases del plan de saneamiento que nunca se llegó a aprobar, aunque solicitaba una ayuda pública de 7.000 millones frente a los 19.000 millones que posteriormente planteó el nuevo equipo, liderado por José Ignacio Goirigolzarri.