La especulación inmobiliaria se ha dado cita un año más en Barcelona. The District, el evento que congrega a representantes de fondos buitre, directivos de bancos y máximos exponentes de fondos de inversión ha vuelto a encontrarse con la oposición de los movimientos sociales por la vivienda, que se han manifestado a la entrada del recinto portando pancartas y arrojando polvos de colores a los asistentes que llegaban. De un lado, la dignidad de los que luchan por derechos colectivos; de otro, la riqueza de los que hacen negocio con un bien de primera necesidad.

“Vienen aquí y quieren convertir Barcelona en la capital de la especulación y el negocio inmobiliario. Quieren pasearse por nuestras calles como si no estuvieran sembrando miseria por todas partes. No lo vamos a permitir”, asegura a ElPlural.com Max Carbonell, portavoz de NoATheDistrict y militante del movimiento por la vivienda. La inaccesibilidad a una vivienda digna no es un problema que pueda reducirse a una ciudad concreta, pero los movimientos sociales de la ciudad condal han conseguido una pequeña victoria. El evento se trasladará a Málaga el año que viene, dónde la especulación continuará.

“No hemos ganado”, reconoce Carbonell a este periódico. “Les hemos sacado de aquí, que es una victoria simbólica, pero que se vayan a Málaga no significa que las decisiones que tomen allí no vayan a aplicarse en todos los territorios”, explica. El portavoz llama a la unión de las clases populares para frenar estas prácticas y plantar cara a estos evento, allá donde se produzcan. “Es un problema global y tenemos que articularnos como clase a todos los niveles posibles, también territorialmente”, arenga. El recibimiento que le espera a The District en Málaga es todavía un futurible, pero la resistencia del movimiento de vivienda catalán es un hecho.

Quién se reúne en The District

Muchas informaciones han intentado trasladar que este era un evento al que existían personalidades de toda índole y han pretendido tildar a los manifestantes de violentos con la intención de desprestigiar la más que lícita demanda de conseguir que la vivienda sea un derecho universal. Lo cierto es que a este aquelarre inversor acuden los fondos buitre y los bancos con más poder adquisitivo, con su cartera de inmuebles bajo el brazo y una serie de ideas para sacar aún más beneficio, aunque ello cueste la vida de una familia.

“Estos fondos buitre se reúnen para buscar estrategias en torno a lo que ellos llaman maximizar beneficios que, en realidad, es una multiplicación de desahucios, empeoramiento de las condiciones y vaciamiento de los barrios para destinarlos al turismo”, relata Carbonell.  “Se está reuniendo la gente más poderosa de los principales bancos y fondos de inversión que están detrás de las crisis económicas y de las burbujas inmobiliarias”, lamenta, y aportar información a ElPlural.com de algunas de las personalidades que más reconocen.  

A la cita acudió una de las máximas dirigentes de Promusa, agencia privada que gana dinero con la vivienda pública. También ha hecho acto de presencia Jordi Moix, exvicepresidente del FC Barcelona y parte del fondo buitre Talus Real Estate que, como relata el portavoz de los activistas, cuenta ya con 2.000 viviendas y tiene como objetivo alcanzar las 5.000. Tampoco podían faltar los vende humos y, como ha revelado Carbonell, en la fiesta de la pintura también estuvo presente “un criptobro que tiene una empresa de estafa piramidal con la vivienda”.

Lo mejor de cada casa, aunque en esta ocasión sea complicado domiciliar a los asistentes, acudió a la Holy Party Inversor organizada por los movimientos de la vivienda, que reconocen no tener nada contra personal contra estos sujetos. “Nosotros no tenemos un problema personal con ninguno de ellos, ni es que alguno sea extremadamente malvado, aunque seguramente muchos de ellos sí, sino con lo que representan”, explica Carbonell.

No obstante, lamenta que ahora se esté intentando deslegitimar la protesta y tildar de violentos a los manifestantes, que usaron polvos de pintura como ha sucedido en otras muchas ocasiones. “Lo quieren calificar de violencia para intentar descalificar y desviar el foco de atención del problema real de fondo, que es la situación de la vivienda”, lamenta el portavoz. La actuación policial también es motivo de queja para las organizaciones sociales, que ven como una vez más protegen a los poderosos.

Varios manifestantes han sido heridos y una periodista fue detenida por hacer su trabajo. “La policía tiró al suelo a una periodista bien identificada, le rompieron las gafas y la detuvieron. Golpeaban antiprotocolariamente y llevaban el número de placa tapado”, relata Carbonell, que denuncia que “el despliegue policial desproporcionado es habitual contra los movimientos sociales”. Pero fue el año pasado cuando, tras una sentada pacífica, “cuatro personas salieron con una causa judicial, una terminó detenida y otra hospitalizada”.

Pese a todo, aunque se lleven el evento a otra ciudad, la policía despliegue operativos desproporcionados y se les intente calificar como violentos, los movimientos tienen claro que no pararán. “La vivienda no debería ser un bien de mercado, no puede estar sujeta a sus vaivenes y a las lógicas de acumulación capitalista”, demanda Carbonell, y hasta conseguir el objetivo de desmercantilizar la vivienda no pararán. Y si el final de esto nunca llega, seguirán luchando porque violento es una madre con dos niños desahuciada, no un poco de pintura.