El líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, ha vuelto a sorprender con lo que muchos, algunos de sus propias filas, no han dudado en calificar como el último error del gallego. En esta ocasión, el ‘popular’ ha hablado sobre la reciente reforma del sistema de pensiones impulsada desde el Ejecutivo. El líder de la oposición no se ha arrugado a la hora de criticar la reforma del Gobierno y poner como ejemplo la impulsada en el país galo por Emanuel Macron. Una decisión que ha incendiado las calles de protestas.

Los aspectos que más discrepancias generaron el pasado 16 de marzo fueron el aumento de la edad de jubilación y de la cantidad de años trabajados para percibir la totalidad de la prestación. Concretamente la edad de jubilación queda desplazada desde los 62 hasta los 64 años y el periodo de cotización exigido para percibir la cuantía de la pensión completa se dispara. En lo que respecta a esta segunda cuestión, el Ejecutivo francés ha establecido que a partir de 2030 habrá que contar con 43 años para disfrutar de la totalidad de la jubilación. Unas medidas que parece que gustan al gallego frente a la flexibilidad que ofrece la reforma de Sánchez.

Unas alegaciones, las de Feijóo, que han obligado a su portavoz de campaña, Borja Sémper, a matizarlas. "Lo que hay que entender es que la reforma del sistema de pensiones es capital para todas las democracias europeas", indicaba el popular, que también subrayaba que "es una preocupación compartida por todos los gobiernos". "Una transformación, un mercado laboral cambiante, una población envejecida, una natalidad baja, nos obliga a tomar medidas para garantizar el sistema de pensiones a futuro", añadía.

Las otras meteduras de pata de Feijóo en materia económica

Estas polémicas declaraciones del líder popular han sido las últimas de una enorme ristra de errores que dejan de manifiesto el desconocimiento de Feijóo en materia económica. No hay que remontarse mucho en el tiempo para dilucidar el planteamiento fiscal que esgrime el PP, que planteaba una deducción por adquisición de primera vivienda habitual.

Ante esta propuesta varios expertos estallaron en críticas al recordar que esta medida fue una de las grandes causas de la burbuja inmobiliaria y uno de los motivos agravantes de la crisis iniciada en 2008. Una política fiscal que el propio Mariano Rajoy eliminó de forma definitiva en 2013.

Uno de los mantras más agoreros de Feijóo no ha sido otro que la anticipación constante de una profunda crisis económica. Sin embargo, ante el catastrofismo de la derecha, los datos y las previsiones no han hecho más que mejorar. No queda muy lejos cuando hace unos meses el miedo a una recesión técnica planeaba en el horizonte, un miedo en parte propulsado por el PP a pesar de que los indicadores económicos apuntaban lo contrario.

En materia de movilidad y transporte, el líder del PP tampoco se ha mostrado especialmente elocuente en sus propuestas. Hace unos meses, el propio Feijóo calificaba de “error” el que el Ejecutivo esté "impulsando exclusivamente el vehículo eléctrico" y no dudó en criticar que el Gobierno "se está empeñando en vender vehículos eléctricos y no en retirar de las carreteras vehículos de más de 10, 12, 13, 14 y 15 años" ya que son los más contaminantes y hay que retirarlos para hacer “la transición de forma ordenada”.

No obstante, el líder de los populares fue más allá al solicitar al Ejecutivo un nuevo Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (Perte) del sector automovilístico, para sustituir al que se encontraba vigente, al que Feijóo tildaba de “fracaso”, una propuesta que llegaba apenas un mes más tarde de que la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, ya anunciase un nuevo Perte para el sector de la automoción.

Tampoco en materia de transición energética el popular se ha mostrado muy acertado. En plena crisis energética, durante el periodo en el que el Ejecutivo se encontraba consultando a los grupos parlamentarios en busca de una solución y un acuerdo común, el PP remitió su plan energético que se basaba en limitar el precio de la energía renovable, la hidroeléctrica y la nuclear. Sin embargo, tal y como apuntaron todos los expertos, topar el precio de este tipo de energías no hubiera servido de nada para abaratar el coste en la factura de la luz.

Incluso con su propio partido en Europa, las relaciones son frías. En concreto, la propia Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea y una de las cabezas del Grupo del Partido Popular Europeo, ha mostrado sintonía y complicidad en repetidas ocasiones con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, mientras que con Alberto Núñez Feijóo ambos han hablado de “cordialidad”, para frustración del gallego.

Esta diferencia en la relación con ambos líderes se puede explicar por distintos choques de posturas. Mientras que Feijóo tildaba de “timo ibérico” al mecanismo implementado por el Ejecutivo desde junio de 2022 para rebajar el precio de la luz, la presidenta de la Comisión lo aplaudía y animaba a los Veintisiete a tomarlo como ejemplo. Lo mismo ocurría con el impuesto temporal a los beneficios extraordinarios de las grandes empresas energéticas, cuestionada y rechazada en el Congreso por el PP de Feijóo. La presidenta de la Comisión incluso ha llegado a avalar la gestión de Sánchez de los fondos europeos, frente a las duras críticas perpetradas por el PP desde inicio de año.

“España es hoy un motor de nuestra UE”, decía en mayo Von der Leyen, pero solo un mes después Feijóo advertía que la mala situación económica en España solo iría a peor y que la solución no pasaba por los paquetes anticrisis del Gobierno, sino por bajar los impuestos. La propuesta de la bajada de impuestos ha sido el lema de los populares, entonado por el líder nacional y por la presidenta madrileña con gran fuerza hasta la caída de Liz Truss en Reino Unido: la primera ministra británica más breve de la historia, cuya propuesta de bajada histórica de impuestos fracasó estrepitosamente. Ahora el lema conservador resuena con menos ímpetu.