Pescanova, la que fuera mayor multinacional mundial de pesca, ha presentado concurso de acreedores porque no puede hacer frente a los vencimientos de deuda que se le avecinan. La quiebra de una empresa señera de la 'marca España' es todo un ejemplo de que la crisis, lejos de amainar, sigue arrasando el tejido productivo español. Empresas que crecieron a base de crédito (deuda) ahora no pueden afrontar sus pagos. Pero además en Pescanova se han dado ingredientes de culebrón: enfrentamiento entre accionistas, ocultación de cuentas y finalmente una reunión de 13 horas de su consejo de administración que concluyó con la solicitud voluntaria de concurso de acreedores. Otra multinacional española que se va a pique. La consecuencia inmediata es de sobra conocida, habrá despidos.

Un mazazo para Galicia
Pescanova es un referente gallego, aunque su expansión empresarial le ha llevado a tener más empleados fuera de España que en la costa gallega. Su quiebra es un duro golpe sicológico para la sociedad gallega. La multinacional tiene factorías y conserveras en varios países de la costa atlántica africana, en la Latinoamericana y en el Pacífico. Primero apostó por los grandes buques congeladores y luego por la acuicultura, con factorías en Galicia, Portugal o Chile. El futuro de la empresa es una incógnita, pero el Presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo tiene un problema más con sus promesas de inversiones en Galicia: ni han llegado los contratos de la petrolera mejicana Pemex para los astilleros de Ferrol ni puede garantizar el futuro de Pescanova.

El PP dispuesto a poner dinero público
El Presidente gallego ya ha declarado que está dispuesto a ayudar a la empresa con fondos públicos, y su anuncio lo ha apoyado el ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete. Ponen una condición -que es obligada y por tanto una obviedad- que Pescanova concrete su deuda y elabore un plan de viabilidad. Las únicas cifras que se conocen hasta ahora las ha facilitado el Banco de España, que calcula que la deuda asciende a 2.500 millones de euros. Pescanova anunció que había puesto a la venta algunos activos, como su negocio de piscifactoría de salmón en Chile, pero de momento la operación no se ha cerrado.

Mientras tanto la preocupación de los sindicatos y trabajadores de Pescanova es máxima porque nadie les garantiza el mantenimiento de sus puestos de trabajo.