Hace unas semanas les informaba en estas mismas páginas de las ventajas de invertir en índices de los mercados financieros –principalmente de Bolsa- en vez de hacerlo en valores concretos. La inversión en índices amortigua las pérdidas y también las ganancias, por lo que lo hace todo más tranquilo para los ahorradores particulares. Ahora me gustaría establecer una comparativa entre los fondos de inversión gestionados por gestores con nombres y apellidos –algunos grandes estrellas mediáticas- y aquellos otros que se limitan a replicar lo que hacen los mercados sin que intervenga ninguna lumbrera en su gestión.

Partimos de la base de que esos fondos que sólo imitan lo que hacen los mercados tienen unas comisiones más bajas que los gestionados por expertos. La razón es obvia ya que la réplica no exige de personas y equipos con elevados sueldos y, por tanto, se pueden establecer unos costes inferiores. Este hecho de por sí ya tiene una repercusión clara en la rentabilidad de un fondo de inversión. Si un gestor estrella tiene un fondo con una comisión de gestión del 1,5% anual, mientras que un fondo pasivo tiene una del 0,20% sobre el patrimonio, al cabo de los años esto supone una importantísima diferencia en rentabilidad.

Pero hay más. Aunque parezca paradójico es muy difícil batir la evolución del mercado. Sí, hay gestores que lo consiguen sistemáticamente o que tienen rachas excelentes. Pero hablando en términos de media, en general y en periodos largos de tiempo resulta muy difícil, hacerlo mejor que los mercados de la Bolsa, renta fija, divisas, etcétera. Un fenómeno el de la inversión pasiva que llega tarde a España pero que ya es muy popular en los países anglosajones donde los inversores se decantan cada vez más por esta fórmula de inversión en fondos. Los crecimientos en los últimos años han sido exponenciales y en España tienen aún mucho recorrido.

Dólo 2 de las 66 categorías de inversión durante la última década lo hicieron mejor los llamados fondos activos (con gestores) que los pasivos (replican la marcha de los índices)

La firma Morningstar acaba de publicar su Barómetro Europeo activo/pasivo semestral, que mide la rentabilidad de los fondos activos domiciliados en Europa frente a los fondos pasivos en sus respectivas categorías, utilizando datos de los últimos 10 años hasta junio de este mismo año.

El estudio abarca 10.840 fondos activos y pasivos domiciliados en Europa y que representan aproximadamente 2,7 billones de euros en patrimonio gestionado a los inversores. Entre las conclusiones del Barómetro destacan que en sólo 2 de las 66 categorías de inversión durante la última década lo hicieron mejor los llamados fondos activos (con gestores) que los pasivos (replican la marcha de los índices).

Además en estos dos lustros estudiados, el éxito de los gestores activos fue inferior al 25% en dos tercios de las categorías en las que invierten. Hay algunos casos concretos donde sí mejoraron a la inversión pasiva como, por ejemplo, aquellos que invierten en empresas de Bolsa de mediana o pequeña capitalización. Por tanto, en categorías de este estilo sí se hace valer el análisis de los gestores y sus decisiones de entrada y salida de los valores.

Como el periodo de tiempo es tan largo, muchos de los fondos no han sobrevivido. En este sentido, el Barómetro destaca que las tasas de supervivencia están correlacionadas positivamente con las probabilidades de éxito. El mayor motor del fracaso de los fondos activos es su incapacidad para sobrevivir, que a menudo es resultado de un rendimiento mediocre.

Pero no sólo afecta a la gestión bursátil. Las tasas de éxito de los gestores activos de renta fija (bonos públicos o privados) también han sido bajas. Durante la última década, menos de una cuarta parte logró sobrevivir y superar al promedio de sus competidores pasivos en 11 de las 15 categorías estudiadas. 

Ahora es cuestión de pensar qué puede resultar más interesante. En España ya existen firmas que ofrecen fondos de gestión pasiva mediante la utilización de carteras de inversión con distintos tipos de riesgo. También la banca mediana se ha sumado a la posibilidad de ofrecer este tipo de fondos pasivos. A las grandes entidades, aún les cuesta entrar en esta dinámica porque se perderían miles de millones de ingresos en comisiones.