Los tipos negativos siguen dejando perplejos al común de los mortales. Eso de tener que pagar por prestar dinero rompe con cualquier lógica y llega a extremos donde el banco nos podría pagar por pedir una hipoteca a tipo de interés variable como ya está ocurriendo en Dinamarca. Parece que esta posibilidad no llegará nunca a España. Y eso que el índice Euribor cerró agosto en el -0,365% su nivel más bajo de la historia. Si el diferencial de la hipoteca a la que se aplica el Euribor fuera inferior a esa cifra, en teoría el banco nos tendría que devolver dinero.

Actualmente, el volumen de emisiones de deuda en negativa alcanza los 15 billones de euros y países como Alemania tienen toda su deuda precedida por el signo menos. Como vimos en el análisis de ¿Acabaremos pagando por tener dinero en el banco?  el temor surge en sentido inverso y ya se especula con que las entidades financieras están más cerca de cobrarnos con los depósitos. Actualmente, solo cobran a las grandes empresas por sus depósitos, aplicando un interés del –0,15%.

Según un estudio de Bank of America, si los bancos comienzan a pasar tasas negativas a los depositantes minoristas, el efecto sería similar a la inflación: el efectivo de hoy valdría más que el efectivo de mañana. Los consumidores pueden responder consumiendo más y ahorrando menos, impulsando el crecimiento del PIB a corto plazo. Pero este "efecto de sustitución" podría ser compensado por lo que los economistas llaman un "efecto ingreso" negativo: la erosión esperada del ahorro podría en realidad hacer que los hogares sean más conservadores, reduciendo el consumo tanto hoy como en el futuro. “En nuestra opinión, las tasas negativas de depósitos minoristas serían muy impopulares y podrían pesar en la confianza del consumidor”. 

Otro de los efectos negativos de la gran burbuja que se está creando en el mercado de deuda donde el dinero sigue entrando gracias a las revalorizaciones en el precio de los bonos. Una burbuja que deberá estallar algún día pero que no preocupa en el corto plazo debido a la voluntad de los bancos centrales de mantener durante un largo periodo de tiempo estas políticas monetarias. En Europa y Japón, las tasas negativas han estado acompañadas de un crecimiento tibio de sus economías. Pero la desaceleración desde 2017 se debe en parte al impacto de la guerra comercial entre Estados Unidos y China en la demanda externa, particularmente fuera de China. Ya que la demanda interna se ha mantenido hasta ahora, se podría argumentar que las tasas negativas han ayudado a prevenir una desaceleración aún más profunda.

El origen de estos tipos negativos es que los propios bancos centrales cobran a las entidades financieras por tener depositado su dinero. Actualmente, el BCE exije el 0,40% por los depósitos como medida que intenta que el dinero se mueva y se convierta en créditos y no quede paralizado en las entidades. Ahora bien, con el fin de que no llegue a los pequeños ahorradores, se espera que el Banco Central Europeo (BCE) fije nuevos tramos a los bancos que cobra por recibir su dinero. Serían tipos menos negativos del mencionado -0,40%.

Una alternativa a dejar el depósito en los bancos asumiendo un bajísimo riesgo es la de los fondos monetarios que, según datos de Inverco, han aumentado sus suscripciones netas en 1.500 millones de euros. La rentabilidad media de este producto en el año es del 0,13%, aunque si contamos el periodo junio 2018-junio 2019 se produce una pérdida del -0,07%. El motivo no es otro que los tipos negativos que afectan a todos los plazos de la inversión. De momento, las empresas están recurriendo a los monetarios en vez de dejar su dinero depositado en un banco. Prefieren perder en un año el 0,07% a que el banco les cobre el 0,15%.