Lo de los tipos negativos en la deuda pública tiene algo de aberración y mucho de sinsentido. Se trata de perder dinero por prestar a los países. Y en esta situación nos encontramos. Los volúmenes de deuda con tipos negativos van en aumento en Europa y las cifras apuntan a 3,3 billones de euros que los Estados europeos han emitido para financiarse y por los que los inversores tienen que pagar. El mundo al revés. No sé si se podría hablar de una usura a la inversa.

Esta situación provocada por los bancos centrales, por supuesto que nos afecta a todos. Los bancos empiezan a cobrar a las empresas por sus depósitos bancarios y al conjunto de los mortales se les suele retribuir con un cero patatero sin tienen su dinero en cuentas corrientes o depósitos a plazo fijo. No hay que olvidar que el Banco Central Europeo también cobra a los bancos el 0,4% (tipo del -0,4%) por tener depositados sus fondos en esta entidad y, con recientes datos, las entidades españolas ya han tenido que pagar 746 millones de euros.

Ahora bien, ¿cómo es posible que con estos tipos negativos se pueda ganar dinero?... y mucho. En lo que va de año, de acuerdo con distintos índices de renta fija, los bonos han subido de media el 8%. Una rentabilidad que es similar a la de la Bolsa en el primer semestre del año. La explicación es sencilla aunque requiere de un pelín de concentración. En un bono (sea público o privado) hay dos partes principales: el precio del bono y la rentabilidad que ofrece. Ambos, precio y rentabilidad caminan en sentido contrario. Pues bien, esos bonos con rentabilidad negativa pueden conseguir que su precio suba y de ahí sale ese 8% de ganancia en el semestre para los inversores.

Después de las declaraciones de los bancos centrales (principalmente la FED y el BCE) de apoyar la recuperación con nuevas bajadas de tipos si era preciso, el precio de los bonos emitidos con anterioridad sube. Imaginemos que tenemos un bono que da el -0,10% pero existe la posibilidad después de las manifestaciones de la FED y el BCE que en la próxima emisión esté al -0,20%. Lógicamente, los bonos del -0,10% son más atractivos de los que esperan en el futuro inmediato a los inversores y entran los inversores a comprarlos provocando una subida de su precio.

Así, en el mecanismo de la renta fija, una expectativa de tipos más bajos eleva el precio de los bonos. Sucede todo lo contrario cuando se esperan tipos de interés más altos y entonces los bonos emitidos con anterioridad bajan su precio y llegan las pérdidas. Como se ve, el inversor no está jugando a la rentabilidad que en ambos casos es negativa, sino a la expectativa y al precio del bono en sí.

Cuanta más duración temporal tengan los bonos, los movimientos de los precios son más llamativos. Por ejemplo, en 2016, España emitió un bono a 50 años con una rentabilidad del 3,45%. Actualmente, la rentabilidad de ese bono se sitúa en el 1,96%. Con ello, el precio de este bono ha recogido importantes ganancias de nada menos que del 46%.

Es, pues, posible ganar dinero con tipos negativos o con tipos positivos pero siempre que haya una tendencia a la baja. Muchos expertos apuntan a que estamos en una situación no solo anómala sino peligrosa. Cuando las rentabilidades vuelvan a subir lo que ahora son ganancias se convertirán en cuantiosas pérdidas. Pero este pronóstico nunca termina de cumplirse sino que ocurre todo lo contrario y cada vez los tipos bajan más y más como único remedio que se toma para que las economías no se desaceleren.

Como ejemplo, el bono español a 10 años comenzó con el año con una rentabilidad del 1% y ahora se sitúa en el 0,40% y a la baja. No es tanto una situación mágica. Se trata de un fenómeno novedoso que no se sabe muy bien cómo terminará. En definitiva la siempre comentada patada hacia adelante.