Antaño convertido en un pequeño imperio mediático a mayor gloria de la ultraderecha, Intereconomía empezó a hacer aguas en mayo de 2010. A los primeros retrasos en las nóminas de sus trabajadores se sumaron los rumores sobre la pésima situación económica que atravesaba el grupo de comunicación. Ahora, hecho público el documento de morosos a Hacienda, podemos ver cómo el grupo mediático alcanza una deuda nada desdeñable: Intereconomía Corporación (12,4 millones ) e Intereconomia TV (5,39). Cerca de 18 millones de euros que evidencian la gravedad de la situación.

Algo que la empresa negó con insistencia pero que el paso del tiempo acabó corroborando: la sede del grupo abandonó sus oficinas centrales -ubicadas entonces en pleno Paseo de la Castellana, una de las arterias más emblemáticas y caras de Madrid-, la empresa inició la puesta en marcha de durísimos Expedientes de Regulación de Empleo, se cerró la edición en papel de ‘La Gaceta’ y se puso fin a las emisiones en abierto en la TDT. 

Paralelamente, los principales rostros de Intereconomía fueron abandonando el canal denunciando a su presidente, Julio Ariza, por no pagar a los trabadores y las empresas del grupo empezaron a ser intervenidas. Primero entró en procedimiento concursal la empresa matriz ‘Intereconomía Corporación y Homo Videns’. Luego se sumó a la lista ‘Intereconomía Radio’, ‘Intereconomía Publicaciones’ e ‘Intereconomía TV’. Finalmente, saltó a la luz que el propio Ariza era “incapaz de hacer frente a sus gastos corrientes”, entrando también en “concurso de acreedores”.