Gazprom parece dispuesta a declarar la guerra energética a Europa. Primero fue Alemania y ahora Francia, a quien la empresa rusa ha cerrado el grifo tras acusar al país vecino de incumplir con el pago de los contratos. Engie, la energética francesa, se defiende alegando que ha pagado por el importe de los suministros importados, y no por la totalidad del contrato, y, por el momento, pese al revés, asegura contar con reservas suficientes ya que solo el 4% del gas importado es de origen ruso.

Esta decisión supone un nuevo revés para la Unión Europea, que busca a contrarreloj un plan de emergencia con el que paliar la grave crisis derivada de la histórica escalada de precios que encaran los Veintisiete con cierto nerviosismo. Mientras tanto, Gazprom incrementa sus beneficios de forma récord, gracias al suministro a países asiáticos, y sigue dando jaque a los Veintisiete en ese jaque continuo que derivó desde que Vladimir Putin iniciase la guerra en Ucrania hace más de seis meses.

"Está claro que Rusia está utilizando el gas como arma de guerra y debemos prepararnos para el peor de los escenarios, el de una interrupción total de los suministros", declaró la ministra francesa de Transición Energética, Agnes Pannier-Runacher, a la radio France Inter.

Pese a esta decisión unilateral, en Francia indican que la situación está controlada y las reservas de gas llenas para encarar el otoño: “Vamos por delante de lo previsto”, aseguró la ministra recientemente. Cabe recordar que el país dirigido por Emmanuel Macron ha diversificado sus fuentes de energía gracias a la llegada de energía proveniente de países como Noruega, Qatar, Argelia y los países bajos.