Los viajes en avión de menos de horas y media se han acabado en Francia. Esta semana ha entrado en vigor la medida incluida en la Ley de Clima que fuera aprobada en 2021 por la que queda prohibido realizar vuelos cuya distancia pueda ser cubierta a través de transporte ferroviario en menos de 150 minuto. El intento del Consejo Internacional de Aeropuertos y de la asociación francesa de aeropuertos de tumbar la iniciativa ha fracasado y, con el aval de Bruselas, la medida ya se encuentra en aplicación.

Los viajes en tren sustitutivos deben contar con frecuencia suficiente y cubrir los mismos puntos que los realizados en avión, contando además con horarios adecuados y permitir un mínimo de permanecían en la ciudad de destino de ocho horas, según recoge el decreto francés, que contaba ya con el visto bueno europeo. El pasado mes de diciembre el ministro de Transportes francés, Clément Beaune, dio a conocer el visto bueno de la Comisión Europea, último escalafón superado por el Gobierno de Emmanuel Macron para continuar adelante con su plan.

La Comisión Europea acaba de dictar una decisión a favor de la prohibición de las compañías aéreas cuando exista una alternativa de menos de 2 horas y 30 minutos en tren”, anunciaba el ministro, celebrando a su vez “Francia es pionera con esta medida fruto de la Convención de los Ciudadanos por el Clima”. La afirmación no podría ser más correcta, ya que, el país galo se ha convertido en el primero en aprobar una medida de estas características a nivel mundial.

Todavía recuerdan los franceses las risas que decidieron hecharse Kylian Mbappé y el entrenador del Paris Saint-Germain, Christophe Galtier, ante la petición de que el club usase el tren en lugar en lugar de avión privado para sus desplazamientos cortos. No gustó nada en el país que los dos millonarios se tomasen a broma la sugerencia del directivo de la empresa estatal ferroviaria SNCF, motivo por el que recibieron críticas de diversos sectores de la sociedad. 

Los viajes más relevantes que quedarán suspendidos son el que une la capital, París, con Nantes, Burdeos y Lyon. Por el contrario, conexiones como la de Rennes-Lyon no ha sido canceladas al no contar con alternativa ferroviaria. Por otro lado, los vuelos de conexión -aquellos en los que se debe hacer una parada intermedia antes de llegar al destino final- no se verán afectados, razón por la que las asociaciones ecologistas han protestado.

España ya descartó la medida

A finales del pasado año, tras la aprobación de Bruselas conseguida por Macron, el debate volvió a ponerse encima de la mesa, momento en el que el Gobierno español ya trasladó su negativa de aplicar una medida similar en la península. En aquel momento, fuentes del Ejecutivo español defendían que ya se estaba produciendo una migración del transporte aéreo al ferroviario “de forma natural” e incentivado por las medidas aprobadas para incentivar el transporte público.

De tomarse la decisión a nivel español, el impacto sería notable. Atendiendo al tráfico ferroviario que tiene lugar en España, podrían ser eliminados hasta 2.000 vuelos de conexiones tan relevantes como Madrid-Barcelona. De hecho, con la infraestructura actual, la mayoría de conexiones entre la capital española y el resto de capitales de provincia donde llega la alta velocidad podría realizarse vía tren y en menos de dos horas y media, lo que de un plumazo eliminaría miles de vuelos.

Otro golpe a las aerolineas

No está siendo buena semana para las aerolíneas, que han visto como este martes el Tribunal General de la Unión Europea les asestaba otro golpe. Concretamente, la justicia ha anulado el aval que la Comisión Europea otorgó a 130 millones de ayudas públicas que el Gobierno italiano puso en marcha para apoyar a aerolíneas afectadas por la crisis de la Coiv-19, en la que es la tercera sentencia este mes que da la razón a Ryanair en su batalla contra Bruselas por los planes de ayuda que aprobó para distintas aerolíneas durante la pandemia.

En su sentencia, que es recurrible, la Justicia europea concluye que la Comisión Europea no motivó adecuadamente la razón por la que dio su visto bueno a las ayudas de Estado sin necesidad de incoar un procedimiento de investigación formal. Italia notificó en octubre de 2020 a Bruselas la creación de un fondo de compensación de 130 millones de euros para socorrer a aerolíneas italianas afectadas por las restricciones impuestas en pandemia, si bien para acceder a los apoyos las compañías debían tener a todos sus empleados destinados en alguna base italiana y fijar una retribución mínima igual o superior al convenio colectivo nacional para los empleados de empresas terceras que participaran en su actividad.

Ya el pasado 10 de mayo, el Tribunal con sede en Luxemburgo falló en contra de la aprobación por Bruselas del plan de 6.000 millones de euros que diseñó Alemania para rescatar a Deutsche Lufthansa, matriz de la aerolínea de bandera germana. En una segunda sentencia ese mismo día, el Alto Tribunal europeo también anuló el aval comunitario a las ayudas de cerca de 1.000 millones de euros que Suecia y Dinamarca dedicaron a evitar la caída de SAS por las pérdidas sufridas por la compañía durante la pandemia.