La irrupción de la pandemia en marzo de 2020 trajo consigo consecuencias que, a día de hoy, todavía siguen afectando a empresas y consumidores. Es el caso de la crisis provocada en el sector de la automoción, por el desabastecimiento de chips y microchips, un efecto directo de los problemas en las relaciones internacionales y las restricciones a la movilidad. 

 

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Año y medio después, la falta de chips y microchips sigue siendo un problema habitual en las fábricas de coches, que se ven obligados a parar su producción, durante días hasta el momento. Sin embargo, la situación amenaza con empeorar y amenaza los negocios de plantas españolas. 

En concreto, la falta de semiconductores afecta a varios sectores, ya que cualquier dispositivo de última generación requiere de estos productos para su activación y correcto funcionamiento. Tanto el teléfono móvil que tienes en la mano como la lavadora o el coche con el que te desplazas. 

Las previsiones, según el último informe del comercio mundial de semiconductores (WSTS), pasan por que a final de año la facturación de esta industria aumente hasta los 550.876 millones de dólares, un 25,1% más que el año anterior. Las subidas también se prevén para 2022, cuando el mercado mundial de semiconductores anticipa una mejora del 10,1% hasta los 606.482 millones de dólares. 

Sin embargo, estas previsiones de crecimiento podrían verse anuladas por la crisis de desabastecimiento, especialmente en el sector de la automoción. En el caso de los fabricantes de automóviles, algunas plantas como Ford, Mercedes-Benz o Seat se han visto obligadas a frenar su proceso de producción. Otros han salido peor parados, como Renault en las plantas de Palencia, Valladolid y Sevilla, donde ha tenido que recurrir a los ERTE para asegurar la superviviencia de la empresa y de sus trabajadores. 

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Retraso de 500.000 vehículos a nivel global

Tanto empresas como sindicatos alertan de la problemática que supone esta falta de microchips en las fábricas mundiales, que ya podrían haber retrasado la producción global de hasta 500.000 vehículos, según las cifras del último informe publicado por la Asociación Europea de Proveedores Automovilísticos (Clepa) el pasado mes de junio. 

Y es que un vehículo moderno, de los fabricados en estas plantas, puede contener más de 1.400 chips semiconductores, con un papel clave en funciones como el motor, la dirección asistida o el cierre y apertura sin llaves. En España, las plantas de automóviles dejaron de fabricar 231.679 vehículos entre enero y mayo solo por la falta de esta pieza, según las cifras de la Asociación Española de Proveedores de Automoción (Sernauto). 

El problema en el abastecimiento de chips y microchips no acaba aquí, sino que tiene su consecuencia directa también en los concesionarios, que reducen el número de matriculaciones por la menor producción en las plantas, tal y como desvelan desde Faconauto. 

Además de los problemas derivados de la pandemia, a este desabastecimiento también influyen factores como los cambios en la oferta y la demanda, así como la deslocalización y las pocas empresas dedicadas a la producción de chips. Según las cifras disponibles, la industria automovilística europea depende en un 60-70% de la producción de chips en instalaciones situadas en Taiwán y China.