Durante 2022, un año marcado por la incertidumbre económica, las previsiones tanto de organismos económicos como de organismos públicos se han ido rectificando con el paso del tiempo. Múltiples autoridades económicas pusieron sobre la mesa la posibilidad de que España entrase en recesión técnica (dos trimestres de crecimiento del PIB negativo), previsiones que no se han producido y que el Gobierno acertó a calificar como “catastrofismo y fatalismo” ahora que se ha conocido la Contabilidad Nacional de 2022. El crecimiento de la economía española ha alcanzado un 5,5% y el Producto Interior Bruto (PIB) está a escasas décimas de recuperar su nivel prepandemia.

Con el comienzo del año, llegó el momento de rectificar para todas aquellas instituciones que previeron una caída que no se ha producido. La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) modificó al alza, hace algo más de una semana, sus previsiones de crecimiento económico para 2022 (5,3%) y 2023 (1,6%). Antes de la rectificación, el organismo llegó a reducir el crecimiento económico en el 4,2%, valor que se queda a casi punto y medio de la evolución definitiva conocida, y no descartó la posibilidad de recesión técnica ante “el terreno negativo” en el que aseguraban que entraría España en el último trimestre.

Lo mismo le ha sucedido a la Fundación de las Cajas de Ahorro (Funcas) que, en octubre de 2022, estimaba un crecimiento del 4,5% para el pasado año y del 0,7% para el presente. Una vez revisadas las cifras del PIB de la primera parte de 2022 por parte del Instituto Nacional de Estadística (INE) y habiéndose moderado los precios energéticos, la fundación modificó sus previsiones y estimó que el crecimiento de la economía española alcanzase un 5,2% (siete décimas más). Conocidos los datos, se constata que la equivocación del organismo llegó a ser de un punto y, tras la revisión de hace diez días, sigue quedándose a tres décimas.

El Panel de Funcas, conformado por expertos y con previsiones distintas a las de la Fundación, también erró. Este círculo de expertos llegó a reducir el crecimiento hasta el 4,3% en mayo por, según señalaban, la debilidad de los indicadores. El jueves pasado llegó la rectificación, que estimaba un crecimiento español hasta el 5% que ha dejado a los panelistas a medio punto del crecimiento real.

El sector empresarial, tanto directamente desde la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), como a través de su think tank, el Instituto de Estudios Económicos (IEE), apuntó muy a la baja con sus previsiones. Así, en julio la CEOE estimaba que el crecimiento sería del 4,2% y el IEE, aún más duro, señaló el 3,9%. Poco después, en noviembre, ambos organismos patronales se vieron obligados a rectificar, pero aun así se quedaron cortos al señalar un 4,6%, la CEOE, y un 4,5% el IEE.

Equivocaciones fuera de las fronteras

No obstante, no solo organismos nacionales se han equivocado con las perspectivas de crecimiento de la economía española. El Fondo Monetario Internacional (FMI) llegó a estimar en verano que el crecimiento de España se detendría en el 4%, después de una rebaja de ocho décimas, debido a la inflación y a la guerra de Ucrania. El fondo internacional ha rectificado y ha establecido un crecimiento del 5,%, pero también se ha quedado lejos de acertar.  La actividad económica en España se ha mantenido resistente a pesar de los desafíos planteados, apuntaba el FMI para justificar, con sorpresa, la rectificación.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) también revisó a la baja sus previsiones macroeconómicas de España en junio. En ese momento, estimaba un crecimiento del PIB del 4,1% en 2022, alejándose del 5,5% que había previsto a finales de 2021 y que, finalmente, ha sido el dato correcto. En noviembre, igual que el resto de organismo, rectificó y elevó la cifra hasta el 4,7%, pero no esperaba un cierre de año tan positivo.