El impacto económico, como consecuencia de la crisis sanitaria, golpea con fuerza al comercio minorista. Europa, especialmente asolada por la incidencia que la pandemia ha tenido sobre su población más envejecida, comienza a hacer cuentas y no le dan.

En el conjunto de la Unión Europea, el volumen del comercio minorista se redujo un 11,1 por ciento en abril frente al mes de marzo, mientras que en la eurozona la caída fue del 11,7 por ciento. Sin embargo, el dato preocupante es que según Eurostat, España es el país de la UE que experimenta la segunda mayor caída interanual – el comercio minorista en Francia se ha hundido en un 31,1 por ciento- con un descanso del 29,8 por ciento en el mes de abril frente al mismo periodo de 2019.  En la comparación mensual, nuestro país cayó en un 19,4 por ciento respecto a marzo.

“La cadena de confianza que se tenía con el distribuidor de siempre se ha roto por la falta de solvencia. ¿Qué es lo que pasa? Lo que hasta ahora hacían las pequeñas empresas era fraccionar los pagos. El problema es que ahora las empresas no tienen crédito. Los bancos están considerando el riesgo actual y no están dando a las pymes las facilidades para proveerse de productos. En muchos casos el comercio minorista ha decidido no abrir. A ello se suma que el consumo aún está confinado ya que siguen existiendo limitaciones y las personas no están yendo a comprar de forma activa”, explica a ElPlural.com Celia Ferrero, vicepresidenta de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA).

Desde esta asociación consideran que la caída del casi el 30 por ciento que experimenta España no es remontable en estos momentos. “La única forma posible de reorientar los negocios es de forma online y en España experimentamos un retraso enorme al respecto. Se está avanzando a marchas forzadas y lo que se está digitalizando es la logística. En este sentido veremos si, además, el Gobierno obstaculiza o no este proceso”, afirma Ferrero.

Se refiere concretamente al proyecto de ley que prepara Ministerio de Trabajo sobre la subcontratación y que afecta de forma directa a los denominados “riders”, que durante el Estado de Alarma han quedado fuera de las ayudas decretadas por el Gobierno, al no ser reconocidos como asalariados por las plataformas a las que pertenecen y entre las que se encuentran Glovo, Deliveroo o Uber Eats, entre otras.

“En estos momentos, estas plataformas se han convertido en esenciales. Entrar en este debate o meter miedo, no sirve de nada. Sobre todo, porque muchas de estas plataformas están haciendo acción social y cediendo tecnología para montar redes de distribución local”, defiende Ferrero. Sin embargo, desde Trabajo se ha decidido cerrar la puerta a la figura del autónomo digital, lo que ha generado un fuerte debate interno entre los empleados de las plataformas. Se trata de sobrevivir en un mercado hostil.

España, a la cola de Europa

Los sectores más golpeados sin duda por esta crisis han sido el de la automoción, con una caída del 25 por ciento en los combustibles; 14,7 por ciento para los productos no alimentarios y un 5,9 por ciento en alimentos, bebidas y tabaco. Además, el estudio realizado por Eurostat releva que también han cambiado los hábitos de consumo de los españoles durante este periodo de confinamiento ya que el comercio minorista por correo postal e Internet creció un 10,9 por ciento en la eurozona y un 11,9 por ciento en toda la Unión. Internet, la gran cuenta pendiente de las pymes en España.

“A nivel europeo nos hemos dado cuenta de que lo que más incide es la eficacia en el procedimiento, porque las líneas de ayuda son muy similares. Casi todos los países han aplicado mecanismos de flexibilidad interna como los ERTE y crédito a los autónomos, sin embargo, en Alemania en menos dos semanas los y trabajadores ya tenían el crédito en su cuenta. En España aún hay quienes no han cobrado el ERTE. Estas cosas obstaculizan que la recuperación”, explica la vicepresidenta de ATA a este periódico. Por ello, desde ATA reivindican, con las cifras en la mano:  un plan específico para el comercio minorista, que preste especial atención a la digitalización, la única salvación posible para el comercio minorista.

Según Ferrero, “España tenía un gran problema en este sentido. Había mucho comercio ‘zombie’, que se mantenía hasta ahora. Posiblemente en una etapa post Covid-19 todo ese comercio zombie desaparezca.”