La empresa Fbex empezó a levantar en 2005, en plena burbuja inmobiliaria, el edificio que ahora ha quedado completamente calcinado. La compañía creció como la espuma, pero sus ganancias se convirtieron en pérdidas y Fbex dejó una deuda de más de 500 millones de euros -principalmente con entidades de crédito, que la refinanciaron después- y de 27,7 millones con administraciones públicas.

Del total de más de medio millón, 348,8 millones eran préstamos hipotecarios para la promoción inmobiliaria y 227,7 millones pertenecían a la compra del suelo. Con el objetivo de revertir una situación que se antojaba casi imposible de remontar, la firma obtuvo préstamos de casi 140 millones de euros para la cancelación de todas las pólizas de créditos y avales, así como para el pago de intereses. En la misma línea, vendió inmuebles por valor de 225, 8 millones a las entidades financieras para obtener liquidez.

Asimismo, cerró en negativo su último año registrado (2010) con unas pérdidas diez veces superiores al ejercicio anterior, de hasta 156.944 euros, mientras conservaba existencias de propiedad entregadas en garantía para hacer frente a sus deudas, que ascendían hasta los 671 millones de euros. Aquel año la firma llevó a cabo un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que dejó tan solo a ocho trabajadores en plantilla. El concurso terminó en 2017 ante la inexistencia de bienes.

Deuda disparada

En 2008 Fbex termina la promoción del barrio valenciano de Campanar, en el que el pasado jueves se decretaba el incendio, con una deuda disparada hasta los 1.500 millones de apalancamiento consolidado. El proceso de desintegración fue evidente, y sencillo de entender para cualquiera que viviera aquella época o conozca un poco cómo funcionaba la construcción en aquellos años: en el transcurso de la burbuja se facilitaron generosas ayudas crediticias, hasta que se cerró el grifo de la liquidez, momento en el que la compañía se vio obligada a paralizar su actividad inmobiliaria. Así lo proyecta la memoria de las últimas cuentas anuales depositadas en el Registro Mercantil el año en el que la empresa entra en concurso de acreedores.

Accionariado único al 50%

La promotora se fundó en 1918, pero no fue hasta el estallido de la burbuja inmobiliaria cuando elaboró un plan estratégico de expansión y desarrollo, alcanzando los 229 empleados en 2007. Fbex operaba principalmente en Cataluña, Baleares, Murcia y la Comunitat Valenciana.

El control del accionariado de la sociedad recaía mayoritariamente sobre una persona, Juan Parada Henares, que poseía cerca de la mitad de las acciones, así como un 23,28% a través de Gestión y Tramitación de Viviendas SL y un 9,69% mediante la firma JP Pica SL. Lo demás era posesión de otros socios minoritarios, que tenían cerca del 18% de las participaciones restantes.

Parada figura actualmente como consejero delegado de Catalana Internacional de Valoraciones SA y administrador único de Nunda Project SL y de Juanpar II SL y durante su etapa en Fbex percibió 573.000 euros por el ejercicio único de su cargo en 2009 y de 130.000 al año siguiente, cuando está registrado el último ejercicio de la empresa. En otro orden de cosas, declaró en calidad de testigo en la causa que investigó a Jordi Pujol Ferrusola, hijo del expresident de la Generalitat de Catalunya, negando conocer al político.

El bloque incendiado forma parte del conjunto de edificios que se levantó en Valencia durante la época en la que el ladrillo estaba en auge. La zona en la que el pasado jueves por la tarde las llamas protagonizaron imágenes que se han ido saldando con las peores noticias se conoce como Nou Campanar al tratarse de una extensión del barrio.

Se urbanizó durante la etapa de la alcaldesa ya fallecida Rita Barberá y las edificaciones siguen un patrón: se trata de enclaves normalmente equipados con piscinas comunitarias y otros equipamientos. Sin embargo, lo más noticiable en este sentido es que varias promociones como las de esta empresa se paralizaron o quedaron a medio construir con la irrupción de la crisis, mientras que otras, si bien finalizadas, fueron a parar a entidades bancarias que concedieron los créditos por la situación de quiebra y que las venderían después hasta un 50% más baratas.

“Material innovador”

La empresa vendía en 2007 -año en el que Fbex anunciaba la promoción de dos impresionantes torres- que las construcciones estaban hechas con un“innovador material de aluminio”, el mismo que ahora los expertos coinciden que ha sido la base del incendio. La compañía también asumía que se habían aplicado “rigurosos controles de calidad”.

El material que recubría el edificio es el poliuretano, un elemento de elevada inflamabilidad que, combinada con el viento de poniente, provocó que las llamas se propagaran con mayor facilidad. En 2017 cambió la normativa europea que permitía el uso del poliuretano tras el incendio en la torre Grenfell (Londres), el 14 de junio de ese año.