“Una transición energética acelerada antes de la guerra de Ucrania nos llevó a la dependencia de la electricidad que ha encarecido los precios”, ha asegurado el presidente de Repsol, Antonio Brufau, durante su intervención en la Jornada ibérica sobre movilidad sostenible. El líder de la energética ha reiterado su petición de una “transición justa, inclusiva, eficiente y competitiva” que tenga el foco en los ciudadanos.

El presidente de Repsol reconoce estar en “momentos especiales y críticos”, donde es necesario impulsar una “transición energética inteligente, sensata, equilibrada y competitiva”. “Demonizar las inversiones en tecnologías tradicionales suele ser un discurso falso y fácil” -ha criticado Brufau- “El mundo que crece y se desarrolla necesita energía”.

Ante esto, pide no tomar decisiones aceleradas y aprovechar las materias primas energéticas tradicionales. En esta línea, el directivo ha alertado de que países como China no podrán mantenerse “sin aumentar el consumo de energía convencional”, por lo que Europa “puede y debe ayudar” a través de la seguridad en los suministros de energía y alimentos.

“Hay que ver la transición como un proceso. Transitar de un mix energético actual a un mix descarbonizado en 2050. No es una revolución que tengamos que hacer ya”, ha recalcado el presidente de la compañía. Así, llama a Europa a “asegurar su capacidad de suministro”, especialmente con el gas o el petróleo. “Una transición energética mal planeada e improvisada va a generar un problema de materias primas y tierras raras”, alerta el ejecutivo de Repsol.

“La transición energética es un problema que requiere una solución global. El crecimiento necesita energía, necesitamos energía limpia, pero a un coste competitivo que los consumidores puedan pagar”, reclama Brufau. “Hay que hacerlo con inteligencia y tecnología, no con ideología o demagogia” -concluye sobre la transición energética- “Prohibir el motor de combustión por decreto es un error”.

Vehículos eléctricos: “No es una transición justa”

Por otro lado, Brufau se ha pronunciado sobre la industria del automóvil y el papel que juega en la economía española, “catalizadora de otros sectores de la economía”, en sus propias palabras. En este ámbito apuesta por una “movilidad inteligente y avanzada desde el punto de vista económico, medioambiental y social”. El presidente de Repsol considera que el vehículo eléctrico es uno de los impactos de una transición en la que se discrimina a los menos favorecidos.

“Son el factor de crecimiento inequívoco en el transporte particular y urbano”, asegura Brufau sobre el coche eléctrico, para después matizar que las emisiones de estos vehículos, teniendo en cuenta todos los procesos de producción, son equivalentes a las de un vehículo de combustión interna. “Los vehículos eléctricos son más caros y no están disponibles para todo poder adquisitivo. Eso no es una transición justa”, denuncia.

“Las infraestructuras y los consumidores no están preparados para ese salto y sobre todo no pueden pagarlo”, reconoce Brufau, que pide la renovación del parque de automóvil español, con 13 años de antigüedad. Asimismo, denuncia que hay “una parte de la movilidad que no puede ser electrificada”, como pueden ser los vehículos de transporte.

Solución ideal: combinar tecnologías

Para Brufau, la solución pasa por “combinar las tecnologías nuevas con las que ya son competitivas, algunas que todavía están en fase de desarrollo. No tenemos otra opción: o lo hacemos o no alcanzaremos los objetivos”. De hecho, ha resaltado que el proceso de transición global ya ha demostrado algunas “fragilidades”, como la ruptura en las cadenas de suministro.