Con un importante e inusual cambio de dirección en la política monetaria, el jueves pasado, el Banco Central Europeo se convirtió en el primer banco central de países desarrollados en adoptar una medida de estímulo a la economía, a través de un producto de política monetaria no convencional, en respuesta a la desaceleración económica mundial que se está reflejando de manera clara en Europa.

El Banco Central Europeo manifestó que mantendrá los tipos de interés en niveles bajos, actualmente al cero por ciento, al menos hasta diciembre. Hasta ahora había dejado abierta la posibilidad de modificarlo en el último trimestre del año en curso. Y aún más importante, anunció planes para volver a los TLTRO´s, tercera vez desde 2011, fecha de su primera implementación. Los TLTRO´s son operaciones de financiación a plazo más largo (cuatro años) con un objetivo específico.

Son una de las herramientas de política monetaria no convencionales que utiliza el Banco Central Europeo, mediante las cuales se ofrecen préstamos a largo plazo a los bancos, ligados a la concesión de préstamos a las empresas y a los consumidores en la zona euro.  A diferencia de las operaciones de política monetaria convencionales, la cantidad de dinero que los bancos pueden obtener en las TLTRO y el coste de financiación dependen del volumen de préstamos que conceden a la economía real.

Los bancos se financian al tipo de interés oficial del Banco Central Europeo que también es el punto de partida en las operaciones TLTRO. Sin embargo, en estas operaciones el coste de financiación de los bancos participantes está vinculado al volumen de préstamos concedidos. Si un banco aumenta suficientemente sus préstamos a la economía real, podría obtener financiación del Banco Central en niveles tan bajos como los de la facilidad de depósito, que es del -0,2 % actualmente

Pero aun con estas facilidades de financiación a la banca, el día de su anuncio los bancos europeos sufrieron una fuerte caída en su cotización motivada por el mantenimiento de tipos de interés bajos que impiden a la industria bancaria ampliar su ya escaso margen financiero.

Cotización Banco Santander

Durante el mandato de Mario Draghi, el Banco Central Europeo adoptó por primera vez tipos de interés negativos, ha ofrecido préstamos a largo plazo a bancos y ha comprado bonos gubernamentales y corporativos. Nunca ha subido los tipos de interés a corto plazo, y esta última medida asegura efectivamente que finalizará su mandato de ocho años con tipos de interés negativos.

Aunque es cierto que a Draghi puede considerarse como un auténtico salvador del euro con su famoso compromiso de 2012 de hacer "lo que sea necesario" para preservar la moneda, el BCE recibe críticas por actuar demasiado tarde en respuesta a la debilidad económica. Por ejemplo, el BCE comenzó a comprar bonos del gobierno para estimular la economía a principios de 2015, meses después de que la Reserva Federal terminara su propio programa.

El propio Draghi hizo mención explícita a este respecto en su última conferencia de prensa, declarando que nunca habían estado “detrás de la curva” y que esta última medida evidentemente no lo estaba tampoco.

Pero los hechos demuestran lo contrario. Los primeros síntomas de debilidad de la economía europea empezaron a notarse muy al principio de 2018, debilidad que ha ido aumentado hasta la actualidad con Italia en recesión y Alemania al borde de ella. Sin embargo, el BCE mantuvo las expectativas de subidas de tipos durante todo ese periodo sin llegar a llevarlas a cabo, tan solo acabó con el programa de compra de activo- otra medida de política monetaria no convencional- en diciembre para ahora tan solo dos meses y medio después dar un giro de 180º y volver con los estímulos monetarios.

La pregunta es si el Banco Central está preparado o tiene suficiente munición para lidiar con cualquier nuevo choque económico, como una salida británica de la Unión Europea sin acuerdo o una decisión de los Estados Unidos de imponer aranceles a la importación de automóviles europeos. Todo indica que no.

El Banco Central Europeo redujo su pronóstico de crecimiento e inflación en particular para 2019, pero todavía ve un bajo riesgo de recesión, valoración que suscita controversias.  El BCE recortó su pronóstico para el crecimiento del producto interior bruto este año a 1.1% desde 1.7% en diciembre, y redujo su proyección de inflación a 1.2% desde 1.6%, muy por debajo del objetivo del BCE cercano al 2%.

El apetito por los activos de inversión europeos sigue siendo extremadamente bajo por la escasa la capacidad de estímulo que le resta al banco central en comparación con los de otros países similares, algo que tendrá su repercusión en la cotización de la moneda única que ya ha perdido terreno contra casi todas las divisas, incluida la libra esterlina, y que en su cotización contra el dólar probablemente volvamos a verla en los niveles mínimos de los últimos cinco años.

Euro contra el dólar

Aunque la economía mundial se ha debilitado en los últimos meses, Europa parece estar siendo la más afectada. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico redujo su pronóstico para el crecimiento de la eurozona este año a 1%, desde una proyección de 1.8% en noviembre. En contraste, solo redujo ligeramente sus proyecciones para los Estados Unidos y China, en 0,1 puntos porcentuales cada una, a 2,6% y 6,2%, respectivamente.

Draghi continuó atribuyendo la mayor parte de la culpa por la debilidad de la eurozona a factores externos, en particular el proteccionismo comercial, la incertidumbre geopolítica y la fragilidad en algunas economías emergentes, algo que si bien es cierto se viene evidenciado desde hace un año sin que el banco central lo haya reconocido ni haya actuado a tiempo para mitigarlo.