En medio de un verano de tensa calma en los mercados, nos vamos poco a poco acercando a la fecha prevista para el fin del programa de compras de activos púbicos y privados iniciado en enero del 2015 por el Banco Central Europeo.

Mario Draghi consiguió entonces poner en práctica lo que pocos meses se consideraba imposible, que el Banco Central comprara deuda pública emitida por los estados miembros de la Unión Europea.

Esta política conocida por sus iniciales en inglés QE (Quantitative Easing) había sido ya puesta en práctica por Estados Unidos en 2014 que de una manera gradual y con un éxito innegable completó el programa, lo finalizó y ha iniciado la normalización de tipos de interés con subidas graduales, se esperan dos más para el año en curso que situaría los tipos de referencia en el 2.5%

En Europa, la situación del banco central difiere en gran medida de la de la Reserva Federal. El mandato del Banco Central es únicamente el de controlar la inflación mientras que la Reserva Federal además de esta se le pide que su política monetaria se encamine a la consecución de objetivos de crecimiento y creación de empleo.

Tras la gran crisis, Mario Draghi fue capaz de vencer los obstáculos provenientes principalmente de Alemania y convencer a Europa de que su política de compra de activos no era un soporte al endeudamiento de países con problemas para acceder a financiación – aunque finalmente sirvió también para este fin- sino un instrumento para luchar contra un proceso deflacionista. Y ya que su mandato es el control de precios entraba dentro de sus facultades.

Alemania y los países de su órbita se opusieron y, a pesar del éxito, siguen criticando esta política de aumento de la masa monetaria, “darle a la maquina de fabricar billetes”, pero “Super Mario Draghi” consiguió hacer realidad lo imposible.

Los datos son innegables. Poco antes del 2014 Europa estaba en recesión con cifras de crecimiento negativas. A principios del año en curso el crecimiento alcanzaba e 2.8%, aunque en los últimos meses esta cifra ha descendido hasta el 2.1%, caída motivada principalmente por la incertidumbre creada por la guerra comercial de Trump.

PIB Eurozona
PIB Eurozona.
 

La tasa de desempleo caía desde niveles ligeramente superiores al 12% hasta un 8.3%, último dato publicado.

Y la inflación, su mandato, ha conseguido normalizarla desde cifras negativas entre los años 2014 y 2016 hasta un último 2.1%, en torno a su objetivo. Por cierto, la política de compra de activos no ha producido ninguna superinflación tan augurada por Alemania y por los neoliberales contrarios a la intervención estatal en la economía. Ahí, muy a pesar suyo tienen que reconocer que estaban y están totalmente equivocados.

Hasta aquí todo en orden.

Pero esta política de inyección monetaria, una vez conseguidos los objetivos, tiene que ser terminada. El Banco Central Europeo, siempre y cuando la inflación se mantenga en niveles aceptables, concluirá sus compras en diciembre de este año y a partir de septiembre se reducirán desde los 30 billones de euros actuales a la mitad

Esta segunda parte del proceso entraña el riesgo de que, si no es ajustado a las circunstancias económicas y si no se realiza con una precisión casi quirúrgica, podría desembocar en un empeoramiento de la economía.

El caso de Europa, es aún mas complicado y no solo porque los datos macroeconómicos no son tan favorables como los norteamericanos, ni en inflación ni en crecimiento, sino porque como comentaba al principio, el Banco Central Europeo ha estado comprando deuda de países con condiciones económicas desiguales y en países como Italia o España nos supuso el principal soporte para salir de la crisis de deuda en la que estábamos sumidos sin necesidad de rescate.

En nuestro caso en particular, no fue la política del gobierno la que nos sacó del atolladero de la crisis desencadenada por las Cajas de Ahorro, mas bien todo lo contrario, sino la decisión de Mario Dragui de salir al mercado a comprar los bonos emitidos por el gobierno español, entre otros.

Según los últimos datos publicados en junio de este año, el total de deuda pública en circulación del Estado Español asciende a la cifra de 991.000 millones de euros, Y si nos vamos al detalle de la duración o vencimientos, los bonos con vencimientos hasta 10 años, los mas demandados por los fondos e inversores, la cantidad en circulación es de 566.000 millones.  El Banco Central Europeo ha comprado hasta junio 247.000 millones con una duración media de 8.35 años. Casi la mitad de los bonos españoles con vencimiento hasta 10 años, en circulación, están en poder del Banco Central Europeo.

Es cierto que ya han anunciado que, de momento, llevarán a cabo una política de reinversión de vencimientos por lo que el peligro de presión a la baja se amortigua en el corto plazo, pero a partir de enero la demanda de nuevas emisiones carecerá del principal actor en los últimos años.

Para mantener la situación actual, crecimiento y creación de empleo, todavía lejos de una situación normalizada, necesitamos condiciones de financiación aceptables que dependen a su vez del coste de financiación de nuestra deuda pública y de una prima de riesgo estable.

En resumen, sin un banco central salvador que nos salve del peligro, el mercado va a exigir estabilidad política, políticas económicas creíbles y necesitaremos un sistema financiero sólido y con poder suficiente para acudir al mercado a comprar deuda pública, como siempre lo han hecho. En este sentido sería un error debilitarlos o crearle dificultades con impuestos “de cara a la galería”.

Prima de Riesgo
Prima de Riesgo.