Seis trabajadoras, eso son Las 6 de La Suiza. Seis sindicalistas de la CNT perseguidas por interceder por una mujer embarazada que denunció a su empleador por acoso sexual y explotación laboral. Tres años y medio de cárcel es lo que pide el juez Lino Rubio Mayo, condena ratificada por el Tribunal Supremo, para las seis asturianas por concentrarse frente a la pastelería La Suiza y repartir octavillas en defensa de los derechos de la trabajadora, después de que el empresario rechazase una negociación. Ahora, muchos años después, el Gobierno asegura que intercederá por ellas.
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, se ha reunido este viernes en la Junta General del Principado de Asturias con las cinco mujeres y el hombre que protagonizan esta resistencia frente al ataque a la libertad sindical. El tiempo se agota para ellas y, tras más de ocho años de proceso judicial, la entrada en prisión es inminente, pero la número tres del Ejecutivo ha prometido que recibirán el indulto. “Como ministra de Trabajo estoy aquí apoyando una reivindicación que es que no entre en prisión”, ha trasladado.
Asimismo, la ministra ha defendido desde la Escuela de Verano Laboralista Anita Sirgo “los derechos de huelga, organización y movilización de los trabajadores”. A continuación, ha garantizado que “el Gobierno de España, faltaría más, tramitará el indulto que se pedirá en su momento” ante una situación que le “escandaliza”. “Mi compromiso”, ha añadido. En esta línea, también ha garantizado que estará disponible “en todo lo que yo pueda ayudar como vicepresidenta del Gobierno para propiciar todo tipo de asesoramiento lo voy a hacer”.
Cinco días antes, una manifestación inundaba Gijón para reclamar la suspensión de las penas, descartada por la Justicia, al grito de “hacer sindicalismo no es delito”. El juez considera que sí, concretamente dos años y medio por coacciones graves y un año y medio por delito contra la administración de justicia. A los que hay que sumar ocho años de intranquilidad e incertidumbre para ellas y sus familias, algunas de ellas con niños pequeños. Por concentrarse para exponer el acoso sexual y la explotación denunciados por una trabajadora.
Persecución al sindicalismo
La sentencia y la ratificación no es solo un escándalo por lo disparatado de lo enjuiciado y de las condenas, sino por la amenaza que supone para cualquiera que se atreva a ejercer el sindicalismo. Sin embargo, lejos de frenar o amedrentar a quienes diariamente defienden los derechos de la clase trabajadora, una ola de solidaridad se ha extendido por todo el territorio, con nacimiento en Asturias, tierra de luchas sindicales. Del otro lado, una “ola reaccionaria”, ha calificado Díaz, que busca imponer “retrocesos”.
“Nunca ha pasado en democracia”, ha puesto en valor, que una vicepresidenta se vea obligada a “posicionarse así”. Pero no queda otra. O con Las 6 de La Suiza o con los empresarios, jueces y formaciones políticas que no solo machacan diariamente a los trabajadores, sino que también cercenan su derecho a protestar por ello. El Gobierno parece haber elegido bando, pero nada habrá acabado hasta que las perseguidas puedan estar tranquilas en sus casas y en sus trabajos, sin miedo a que, en cualquier momento, les toque ingresar en prisión.