Comienzan los primeros escarceos de la banca para dar algo de rentabilidad a los depósitos bancarios en los que los españoles (incluyendo cuentas corrientes) tienen algo más de un billón de euros. Llevan años al cero por ciento como consecuencia de los tipos cero o negativos del Banco Central Europeo (BCE) pero esto se ha acabado. El BCE tiene los tipos en el 0,5% y en la reunión próxima que se celebrará el 8 de septiembre, los analistas manejan una subida de otros 0,5 puntos, incluso de 0,75 puntos. El objetivo: poner fin a la inflación desbocada en el Viejo Continente. Pero de todas formas, los mercados ya cuentan con tipos mucho más elevados. En España el bono a 10 años ya está al 2,8% y hace solo doce meses ofrecía un tipo del 0,353%. Dentro de la eurozona existen aún rentabilidades más jugosas como la del bono italiano que ahora se mueve en el 3,96%.

En Estados Unidos, las cosas van más deprisa y su tipo de intervención ya está en el 2,5% y se esperan nuevas alzas en su reunión a celebrar el próximo 21 de septiembre. Habría que hacer unas consideraciones previas a la vuelta de la rentabilidad en los depósitos bancarios. En primer lugar, las ofertas no son generales. Los bancos se resisten a remunerar a sus clientes y, de momento, solo algunas entidades como Bankinter, Pibank, Sabadell, EBN Banco o la financiera de Renault están ofreciendo rentabilidades superiores al 1%. Para ello, además, es necesario en algunos casos tener una cierta vinculación con la entidad. A más vinculación (pago de recibos, hipotecas, créditos al consumo) se logra una mayor rentabilidad.

También habrá que tener en cuenta el contexto en el que nos movemos. Con una inflación en España superior en el 10,4% con el dato provisional del pasado mes de agosto, un interés de un depósito del 2% supone que en vez de perder 10,4 puntos de poder adquisitivo, ahora perderemos 8,4 puntos. Es decir, el dinero se sigue depreciando, aunque algo menos.

Algunas de las ofertas mejores, como es el caso de Bankinter, el 2% de rentabilidad se logra porque los depósitos son en dólares. Es decir, se asume riesgo moneda. Actualmente, tras el desplome del euro, ambas monedas se sitúan a la par, algo que no ocurría en los últimos veinte años. Por ello, en cualquier ahorro en una divisa diferente al euro debe advertirse sobre el riesgo de la moneda. Ese 2% puede ser comparativamente atractivo, pero una depreciación del dólar sobre el euro provocará pérdidas al ahorrador si esa caída es superior al 2%. De momento, los expertos confían en que el dólar seguirá unos meses fuerte frente al euro ya que la eurozona es la gran perjudicada de la guerra de Ucrania y de los problemas energéticos que de ella se derivan. Atención, pues, a cualquier oferta en otra divisa diferente al euro. También encontraríamos grandes rentabilidades en economías emergentes como Brasil o México pero a costa de arriesgarnos sobre la evolución del real y del peso mexicano.

Otro aspecto interesante en esta incipiente guerra de depósitos, es el plazo que el ahorrador elija para su nuevo depósito, al fin retribuido. Lo más aconsejable es aceptar plazos cortos ya que la tendencia de los tipos continúa al alza, al menor en un horizonte de 6 meses (luego habrá que ver lo que deciden los bancos centrales si se produce una recesión económica y la gravedad de la misma). Así, si uno se compromete a un año o dos años con un tipo del 1% o del 2%, puede que dentro de tan solo unas semanas se conozcan ofertas más jugosas, mientras el ahorrador tendrá su dinero parado sin posibilidad de actualizarlo a los nuevos tipos.