El Banco Central Europeo (BCE) afronta una decisión vital este jueves. Los tipos de interés se sitúan ya en el 4,25% después de nueve aumentos continuados que han caído sobre las espaladas de las familias hipotecadas; sin embargo, la resolución que emane del encuentro del Consejo de Gobierno del organismo supervisor puede suponer un cambio de tendencia. La uniformidad de criterio comienza a resquebrajarse en el seno del organismo dirigido con Christine Lagarde por la inoperancia de la política restrictiva.

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El encarecimiento del nivel de vida no está sirviendo como herramienta para contener la inflación en la eurozona. El ahorro de las familias acumulado durante la pandemia está manteniendo la inversión por encima de lo esperado y el aumento desmedido de los márgenes empresariales, no contemplado desde la Segunda Guerra Mundial según la Reserva Federal Estadounidense (FED, por sus siglas en inglés), está lastrando los efectos del rally alcista del BCE, centrado en atacar la demanda mientras la oferta dispara los precios.

La decisión que hoy asumirá el organismo supervisor es a esta hora una incógnita. El primer escenario contempla una última subida de 25 puntos básicos que eleve el precio del dinero hasta el 4,5%, valor más alto de toda la historia de la divisa común. La otra opción es un frenazo a las subidas, que dé aire a las familias y las economías más debilitadas. La inflación continúa elevada en el conjunto de la zona euro (5,3%), a más de tres puntos del objetivo de inflación del BCE (2%).

De mantenerse el discurso y la línea seguida por el Banco, debería aprobarse una nueva subida, pero las crecientes quejas han ensombrecido la habitual previsibilidad del supervisor. Aprieta demasiado el BCE y una vuelta de más podría acercar a algunas economías al abismo de la recesión. Mientras tanto, algunas economías están haciendo sus deberes, aunque muy pocas. Entre todas destaca España, que atesora la inflación más baja (2,4%) del conjunto de veinte países que comparte el euro como moneda. Otros motores, como Alemania (6,4%) o Francia (5,7%) están lejos de marcar un dato asumible.

España ha hecho sus deberes

Esta situación la ha lamentado Nadia Calviño, en una entrevista concedida a RTVE, horas antes de que el BCE decida. “En el caso de la economía española no hacen falta tomar más medidas en este sentido, aunque todavía tenemos el precio de los alimentos muy altos. Pero tenemos el caso de otros países que tienen la inflación muy alta”, ha señalado la todavía vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital en funciones. La heterogeneidad de la progresión de los países de la zona euro se lo pone difícil al organismo de Lagarde, que deberá tomar una decisión vital.

“Esa es la dificultas de que acierte el BCE, que tiene que tomar una decisión que sea buena para España como para otros países con el dato muy elevado”, ha explicado Calviño. “España tiene un crecimiento que está bien y tenemos la inflación más baja de Europa”, ha recordado. Así, en esta ocasión es España quien está desarrollando una política económica correcta y quien puede pagar el malhacer o la mala situación de otras economías del euro, situación que habitualmente estas economías ahora debilitas achacaban a los países mediterráneos.   

Las hipotecas en tensión

 El Euríbor, principal valor al que se referencian los préstamos variables, cerró el mes de agosto dando una tregua a las familias, reduciendo su valor mínimamente después de 20 meses consecutivos de ascensos. El índice cerró el octavo mes del año en el 4,07%, casi una décima por debajo del máximo en 15 años alcanzado en julio, pero todavía en cifras muy altas. Con este nivel, las hipotecas variables que tengan que asumir una revisión de su letra próximamente podrían enfrentarse a subidas por encima de los 250 euros mensuales.

Los tipos de interés son vitales para determinar la marcha del Euríbor, razón de más por la que la decisión que hoy asuma en BCE afecta a miles de españoles. El 27 de julio de 2022, se produjo la primera subida de tipos de 50 puntos básicos en una reunión de la misma naturaleza que la que tiene lugar este jueves. Desde aquel día, se han celebrado otros ocho encuentros entre los dirigentes y todos ellos se han zanjado con la aprobación de un nuevo incremento.

Más de un año ha transcurrido desde la primera decisión y cada mes ha sido más complicado para las familias hipotecadas de forma variable y para las nuevas que han querido acceder a préstamos, dado que el tipo fijo también está disparado. una revisión basada en los valores del Euríbor de agosto supondría para una persona que tenga contratada una hipoteca variable de 150.000 euros a 30 años y con un diferencial del 0,99% más euríbor un aumento de su cuota hipotecaria de unos 238 euros al mes.