Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y de la última EPA, las horas extra no remuneradas en la segunda mitad del 2019 se redujeron en un 13,3%. Asimismo, también se redujeron las horas extra remuneradas, aunque en menor medida. Esta reducción se produjo tras la aprobación del control horario por parte del Gobierno socialista en mayo de 2019.

De hecho, entre julio y diciembre, las horas extras sin remunerar cayeron un 13,3% con respecto al mismo semestre de 2018. Un periodo en el que las empresas estaban obligadas a registrar todas las horas trabajadas por sus empleados, con el fin último de que la Inspección pueda consultarlo en cualquier momento. En ese periodo, los trabajadores realizaron 4,75 millones de horas extraordinarias en su trabajo sin cobrar, es decir, unas 725.000 menos que en el mismo periodo del año anterior.

Tanto fuentes sindicales como la patronal de los empresarios aseguran que esta disminución corresponde en gran parte a la medida anunciada por el Gobierno. Sin embargo, Gonzalo Pino de UGT asegura que dicha ley no se realizó de forma totalmente correcta y, a día de hoy, las herramientas son insuficientes. Es más, todavía las horas sin cobrar suponen algo más del 40% de las horas extraordinarias.  

Los sectores donde más horas extra se trabajan sin cobrar experimentaron fuertes caídas durante el segundo semestre del año. Se trata de sectores como el comercio, el transporte, la hostelería o las actividades financieras y seguros. Las cifras muestran que el problema es especialmente importante en el sector servicios, más que por ejemplo en la industria manufacturera, donde hay un mayor índice de afiliación sindical.

Gonzalo Pino (UGT): “Las cosas siguen funcionando exactamente igual”

Gonzalo Pino, secretario de Política Sindical de la Confederación de UGT, justifica “el bajón” de las horas extraordinarias pagadas y no pagadas con la medida del control horario que el Gobierno socialista aprobó el pasado 12 de mayo. Pino asegura que en este momento las empresas ya se estaban preparando ante una posible Inspección de Trabajo pero que actualmente “las cosas siguen funcionando exactamente igual”.

El secretario de Política Sindical de la Confederación de UGT destaca la importancia de la entrada en vigor ya que “a partir de este momento empezó a haber horas extraordinarias”. Por el contrario, “antes de eso todo podía ser considerado por las empresas como horas ordinarias de trabajo ya que hay empresas que parecen más piratas del Caribe que empresas”.

A pesar de la mejora en este ámbito, Pino recalca que uno de los problemas laborales más importantes aún es “el presencialismo por encima de la eficiencia”, así como una inadecuada organización del trabajo. “Por estos motivos las empresas intentaban tapar el problema con la necesidad de horas extras”, denuncia el representante de UGT.

El objetivo es “trabajar mejor” y no “trabajar más”

En esta línea, UGT sitúa el objetivo en “trabajar mejor” y no en “trabajar más”. De hecho, la realización de un mayor número de horas de trabajo no se corresponde con un mayor nivel de riqueza relativa, sino más bien lo contrario. “Esto se debe a que normalmente los países que realizan más horas extra poseen niveles de productividad/hora más reducidos, porque sus tejidos productivos se basan en mayor medida en actividades de escaso valor añadido”, afirman desde UGT.

UGT valora positivamente la medida del control horario pero asegura que la Inspección de Trabajo no cuenta con herramientas necesarias, ni humanas ni económicas. Además, recuerda que la ley no indica cómo debe aplicarse, por lo que tiene que ser la negociación colectiva quien elija la forma más correcta de hacerlo. De hecho, asegura que es difícil medir la cantidad de horas extraordinarias trabajadas en según que empresas, siendo más fácil allí donde hay actividad sindical.

Por estos motivos, UGT denuncia que solicitó una ley garantista, lo más clara posible, que no dejara lugar a interpretaciones. “Si hubiera sido una ley más garantista, tendríamos más denuncias”, asegura Pino. Durante cinco años, la documentación relativa al control horario debe estar disponible y accesible para la Inspección de Trabajo, así como para los trabajadores y los sindicatos.

En cifras, Pino asegura que, a través de estas horas extraordinarias no pagadas se pierden aproximadamente 2.300 millones de euros en concepto de sueldos y 800 millones de euros en cotizaciones sociales, que afectan a la sociedad en general.

CEOE: No es igual de fácil implantar la medida en todas las empresas

Por su parte, la CEOE recuerda que no es igual de fácil implantar la medida en todas las empresas españolas por su propia naturaleza. Es decir, no es lo mismo controlar las horas trabajadas por un administrativo que ficha al entrar y salir de la oficina que un pescador que pasa largas jornadas en su barco.

Sin embargo, la patronal de los empresarios reconoce que la medida se está desarrollando “con normalidad y el acuerdo de todas las partes”. Así, justifica los problemas laborales actuales con la coyuntura y el cambio de ciclo, además de la cultura del trabajo de los españoles, caracterizada por el excesivo presencialismo.