En 2022, con motivo de la espiral inflacionista motivada en cierto modo por la invasión de Ucrania en febrero de ese mismo año, el Gobierno sacó adelante un escudo anticrisis que permitía a los inquilinos adherirse al tope de un 2% para las actualizaciones del alquiler. Sin embargo, el mercado ha desbordado esa frontera, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), que estima que el precio del alquiler se incrementó un 2,7%, mientras que los contratos ya existentes -los que sí podían acogerse al blindaje de Moncloa- subieron 2,1 puntos porcentuales.

El estallido de la guerra de Ucrania se produjo en febrero de 2022, detonante del despliegue del escudo social por parte del Gobierno. Sin embargo, aquellos decretos anticrisis no entraron en vigor hasta finales de marzo, por lo que estuvo operativa desde abril de ese mismo año. Este es uno de los motivos que pueden justificar el desajuste que consta en los datos del INE, dado que en ese momento ya había transcurrido un trimestre en el que los alquileres, conforme a la legislación vigente entonces, podían incrementarse con arreglo al IPC, que por aquellas fechas multiplicaba por tres la frontera del 2% establecida por el Ejecutivo.

Así las cosas, los contratos que se renovaron en ese primer trimestre (enero-marzo) pudieron empujar los valores del conjunto del ejercicio, aunque no es posible contraponer esta tesis con los datos del INE, dado que no recoge estudios mensuales ni trimestrales. Cabe señalar que el límite del 2% sólo era obligatorio para los grandes tenedores. Es decir, aquellos caseros que cuenten con más de 10 inmuebles urbanos de uso residencial o, en su defecto, una superficie construida superior a 1.500 metros cuadrados, pero también de uso residencial.

El mercado del alquiler en España lo dominan, en cambio, los pequeños propietarios, que tenían la potestad de subir el precio en caso de que ambas partes, arrendador e inquilino, llegasen a un acuerdo. En caso de que el arrendatario no aceptase las condiciones, se aplicaba el límite del 2%. Se abre entonces la posibilidad de que este desajuste se explique con base a que muchas negociaciones se hubieran pactado por encima de la frontera estipulada por el Gobierno y quede reflejado en la estadística anual. Sin embargo, hasta que el INE no publique la serie estadística del 2023 no se tendrá un boceto más completo del impacto de la medida.

Subidón en la costa

El tope a la subida del alquiler, sin embargo, no afecta a los nuevos contratos y su impacto sí se refleja en el INE. En el ejercicio 2022, los arrendamientos que se negociaron desde cero se incrementaron un 5,3%, cuya combinación con los contratos en curso dejó la tasa general en segundo valor más elevado desde el año 2021 (2,7%), cuando comienza la serie histórica. Esta cifra se superó en cuatro comunidades autónomas, siendo Baleares la que más resintió el encarecimiento del alquiler con un 3,7%, seguida de Comunidad Valenciana (3,5), Canarias (3) y Andalucía (2,8%). Castilla-La Mancha, en cambio, replicó la media estatal, mientras que el resto de las regiones recabaron crecidas en las rentas inferiores. El Principado de Asturias obtuvo el valor más bajo, con una subida del 1,8%.

Desglosados los datos por municipios, el INE sitúa a Valencia como la capital de provincia que más sufrió en el incremento de las rentas de alquiler en el ejercicio 2022, con un 4,4%. Tras la capital del Turia aparecen ciudades como Málaga (3,8%) y Palma (3,7). Este cuarteto, además, acumula la mayor tasa de subidas desde el año 2015. Los alquileres en Valencia se han disparado con respecto a hace siete años, con un incremento general del 23,3%. Crecimiento que, además, supera la inflación acumulada de ese mismo periodo aun teniendo en cuenta el acelerón del IPC en el ejercicio 2022, coincidiendo con la guerra de Ucrania.

Idéntica situación se vive en Palma, que registra un incremento acumulado del 21,8% en el total de los últimos siete ejercicios, seguido de Málaga con un 21,4%. En comparación con los dos grandes mercados locales del alquiler, que son Madrid y Barcelona, se detecta una tendencia abonada a la moderación, con una subida del 2,5% en 2022 y un acumulado del 15,3% en los últimos siete años en la capital del país. Por su parte, la Ciudad Condal cerró 2022 con una crecida de 2,9 puntos y un 17% en su serie desde hace siete años.

 

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