Aunque la Cámara de Comercio de Madrid se ha renovado tras los escándalos en los que se vio envuelta durante la presidencia de Arturo Fernández, actualmente lo que destaca en su cúpula es la gran cantidad de poder que han alcanzado determinados sectores de empresas, en detrimento de otras.

Hablamos de las farmacéuticas, en concreto, de las firmas Rovi y Cofares, cuyos altos cargos ocupan posiciones de privilegio en el Pleno de este órgano empresarial, el Comité Ejecutivo y los Socios protectores.

La composición actual del Comité Ejecutivo de la Cámara de Comercio de Madrid, el órgano rector ejecutivo, adolece de una representación en el tejido empresarial madrileño, la primera región económica de España, y sufre una concentración del sector farmacéutico, que ni siquiera sanitario.

Se da la circunstancia de que el actual presidente de la Cámara es Juan López Belmonte, presidente de laboratorios farmacéuticos Rovi. Eduardo Pastor Fernández es vicepresidente primero de la Cámara, presidente de la comisión de sanidad de dicho organismo y vicepresidente de Cofares, la mayor cooperativa de distribución farmacéutica en España.

De un total de nueve miembros en el órgano rector de la Cámara, el 22% de la representación está concentrado en la industria farmacéutica y la otra única empresa es el Banco Santander, infrarepresentada por su director Territorial de Madrid, Manuel Iturbe Robles.

De este modo, las farmacéuticas Rovi y Cofares son las únicas empresas que tiene un triple rol en la Cámara de Comercio de Madrid, ya que son socios protectores con la aportación voluntaria más alta, y luego cuentan con puestos en el Pleno, dos en el caso de Cofares.

 Desde ELPLURAL.COM ya se señaló al vicepresidente, Pastor Fernández, por disfrutar de una estancia de 5 días en el hotel de lujo y golf Ritz-Carlton Abama, ubicado en Tenerife, sufragada por Laboratorios Normon, aunque desde Cofares señalaron que la estancia pagada fue de "sólo dos días". El alto ejecutivo se negó a responder a las preguntas de este medio.

Además, su antecesor, Miguel Corsini, también consejero en los laboratorios Rovi, tuvo que abandonar su puesto en la Cámara después de que fuese procesado, y posteriormente condenado, por el caso de las tarjetas Black de Caja Madrid, el mismo camino que siguió Arturo Fernández, y por el mismo caso.