Esta es la conclusión del último trabajo de un equipo de investigadores de la Universidad de Sussex (Reino Unido) que realizó una serie de experimentos con canes para ahondar más en esa conexión entre el discurso humano y su recepción por parte de los perros. Así, “aunque no sabemos cuánto entienden los perros del discurso, sí hemos podido comprobar que muestran tendencias cerebrales opuestas al contenido verbal y a la información relacionada con el orador”, aclara a la agencia Sinc Victoria Ratcliffe, líder del estudio.
En su experimento, en el que participaron 25 perros, los expertos instalaron dos altavoces digitales a un metro y medio de cada lado de los perros para que, al liberar el sonido, este entrara a la vez en cada oído. Se enviaron diferentes señales, algunas con más énfasis en el contenido verbal y en otras en la entonación. Al escuchar órdenes familiares con significado más bien obvio para ellos, los perros giraron la cabeza hacia la derecha mostrando actividad en el hemisferio izquierdo del cerebro. Cuando escucharon las órdenes con una entonación exacerbada, los perros mostraron más actividad en el hemisferio derecho.
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