La elección del periodista y escritor Máxim Huerta como nuevo ministro de Cultura y Deporte sigue levantando muchas opiniones, a favor y en contra, pero muchas de ellas se dirigen a su pasado en la televisión, en concreto, a los 11 que pasó como colaborador y luego copresentador de El Programa de Ana Rosa.

Este domingo, con su artículo en El Periódico, su compañero de profesión, Jordi Évole, ha querido dar una reprimenda a la demagogia de los que ven en el anterior trabajo de Huerta un hándicap para ser ministro porque critican todo lo que sale de la tele por sistema.

“Los de la tele somos a la cultura lo que Las Ketchup a la historia de la música”, afirma Évole en un ácido artículo, poniendo en contraposición las críticas a “la caja tonta” pero que luego colocamos en el sitio preferente en nuestros salones.

“Da igual que la tele aglutine delante suyo y de forma simultánea a un número de espectadores que casi nadie congrega. Da igual que haya profesionales que se lo curren para hacer su trabajo lo mejor que saben. Da igual. La tele, caca. Y si de ahí sale un ministro, pues a por él”, ha escrito el director de Salvados.

Con ironía, Évole también ha dicho que “es mucho mejor tener ministros de Cultura que se sepan El Novio de la Muerte”, y ya está impaciente por ver a Huerta en la próxima Semana Santa y que no se sepa “ningún himno militar. Y que yo pueda verlo en mi flamante televisor en una de esas procesiones retransmitidas en directo, si es que no se cargan también eso, de las pocas cosas buenas que 'echan' en la tele”.