En cualquier país civilizado y sin complejos, probablemente declaraciones como las que este sábado recoge ‘El Mundo’ en la entrevista a Jaime Alonso García, sería objeto de un análisis sociológico, por su repercusión, judicial por sus afirmaciones y psicológico por la manera y el convencimiento de quien las hace.

La imagen que ilustra la entrevista provocaría temor si estuviéramos en la época que Alonso García añora. La paradoja de que puede hablar con libertad, aunque resulte insultante, gracias a una democracia que denuesta, sitúa la fotografía del entrevistado con el dictador de fondo en pose marcial a la altura del cartel publicitario de cualquier espacio televisivo de monólogos.

Una cantidad de fusilados “ridícula”

Sus palabras no dejan lugar a dudas. A su juicio, la dictadura franquista “no fusilaba por capricho”. Su razonamiento ante tal aseveración se apoya en que “tenía consejos de guerra. Se juzgó a criminales con infinidad de crímenes”.

Y entonces llega a las cifras, a los números y suelta que “de las 36.000 condenas a muerte sólo se fusila a 23.000”. Un revisionismo a la carta, con un dato escalofriante pero que, para el vicepresidente de la Fundación Francisco Franco, es “entre comillas, ridícula comparada con Italia, Francia y los del Eje”.

¿Recuerdan aquella afirmación del, en ocasiones, histriónico Rafael Hernando y su alusión a los muertos en las cunetas y sus familias?

Pues parece que el dirigente popular crea escuela. Así, como si recordara las palabras de Hernando, Alonso García ante la pregunta del periodista acerca de si se exageran los “fusilados de las fosas” indica que se “exageran, politizan y son subvencionados”.

“La democracia es lo que es por Franco”

Tras arengas propias de otra época concluye señalando que “lanzan contra una parte de España los cadáveres que ellos provocaron”.

Por cierto, según sus palabras, esta democracia de la que disfrutamos “debe agradecer a Franco lo que hoy es”. Fin de la cita.

En realidad, continúa con más arengas, comparaciones con otros países, todo atufado de nostalgia y naftalina.

Lo que no se puede pasar por alto es otra de las afirmaciones que realiza a propósito de los éxitos de Trump o Le Pen que califica “signo de madurez”. Según Alonso García hasta un “20% del electorado del PP que sería la derecha... idealista y de principios (…). Me da igual que me llame extrema derecha; la izquierda dirá fascismo. No es descalificador”.

Abogado de Manos Limpias

Pero ¿quién es Alonso García? Se trata de un abogado que con motivo del 20N busca su minuto de gloria y que el resto del año se dedica, por ejemplo, a pelearse para apartar a Garzón de la judicatura a través de la utraderechista Manos Limpias (con ayuda, como diría un preso fugado o que lo intenta, desde dentro).

Su hoja de servicios por la causa también incluye otra acción que muchos como él calificarán de noble: avalar la fianza de Mario Conde para salir de prisión por el asunto del presunto blanqueo de capitales.

Con estos antecedentes, entre otros, cómo no va a ser nostálgico. Todo un patriota, que diría alguno de sus colegas franquistas.