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Pese a que ya hablé del tema en mi post de ayer, tengo que volver sobre el análisis de la victoria sorprendente de Podemos, tras las muchas opiniones sobre el asunto que se han podido leer en estas horas, muchas de ellas reduccionistas, tanto por parte de unos como de otros, en ocasiones por exageración, en otras porque hay cuestiones que de tan obvias que parecen, terminan por desvirtuar el mensaje que se lanza. En este último apartado es dónde creo que ha podido quedar mi comentario, cuando me he referido al éxito de Pablo Iglesias y su partido “por salir en televisión”.

Es evidente que nadie consigue una cantidad de votos como los conseguidos por Podemos única y exclusivamente por tener presencia en pantalla. De ser así, personajes como Javier Nart o Elpidio Silva también habrían tenido un éxito rotundo y solo el primero puede estar medianamente satisfecho. A diferencia de Iglesias, Javier Nart es un habitual de las tertulias desde hace años y su presencia e ideas son tan conocidas como las de los políticos de siempre. Su forma de pensar no nos llama la atención, su mensaje no cala de la misma manera, es como alguien “de casa”. Por su parte, el juez Elpidio Silva se ha paseado por las televisiones hablando “de lo suyo”, lo que rápidamente desconecta al espectador de un posible aspirante a trabajar para todos y estoy segura de que un importante sector de la audiencia ni siquiera sabía que se presentaba a las elecciones o con qué partido lo hacía.

Ese ha sido otro de los grandes aciertos de Podemos, identificar el mensaje con el partido a través de la fotografía de su líder, presente en todas las papeletas como logo inequívoco. Cuando eres un partido pequeño y solo, o principalmente, se te conoce por salir en la tele, poner tu foto en la papeleta te asegura que, votantes y no votantes tengan claro, en la maraña de opciones sobre la mesa y sin necesidad alguna de leer la lista de candidatos, que ese es el que sale en televisión diciendo cosas que suenan bien (voy a votarle) o que me ponen los pelos de punta (cualquiera menos ese). Negar la evidencia que ellos mismos como partido han constatado con esa elección de logo no tiene sentido.

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