En la película ‘Buenas noches y buena suerte’, se narra el enfrentamiento que en defensa del periodismo independiente, mantuvieron el famoso periodista y presentador de la CBS Edward R. Murrow y su director Fred Friendly contra el senador anticomunista McCarthy, que terminó con su destitución. El informador recibió un cierto desplante del director de la televisión en la que trabajaba: “el público no quiere protestas, lo que quiere es diversión y entretenimiento”

Este largometraje ambientado en 1953, está basado en hechos reales, como lo que sucede en RTVE. En este caso Fred Friendly, podría ser el presidente del ente, José Antonio Sánchez, mientras que Edward R. Murrow, sería un personaje poliédrico en el que se representan trabajadores, sindicatos o el consejo de informativos.

Perfil de José Antonio Sánchez

Sánchez, reconocido votante del Partido Popular, se desenvuelve en las comisiones de control parlamentario alejado de la figura de servidor público, de hecho se refiere a la empresa como “su tele” entre un sin fin de denuncias de manipulación y censura, así como los dudosos criterios actuales de contratación en la corporación. Un ejemplo significativo, al más puro estilo Friendly de la comunicación, fue la respuesta dada en comisión de control parlamentario sobre la credibilidad de los informativos: “Hay asuntos que interesan más o menos a los espectadores, ¿sabe usted quién ganó la noche electoral en España? Pues fue Telecinco con Gran Hermano”. Durante sus comparecencias el directivo sigue la máxima que reza:“la mejor defensa es un buen ataque”; de hecho ante la cuestión de la falta de neutralidad, denunciada por los trabajadores, y las previsiones para cubrir la campaña electoral catalana, contestó a un senador de ERC, con el desparpajo que le caracteriza:” no le voy a decir lo que voy a ordenar que se haga”, para concluir con: “ lo que no se va a hacer en TVE es disparar al rey como hacen en la suya”, en alusión a TV3.

Desde sus comienzos como presidente de RTVE, el ente público lo ha ido perfilando como un diario de autor, una moda para muchos perversa en la que Sánchez lo condiciona todo. Las noticias en sus decisiones y en sus manos son hinchables como los globos o elásticas como chicles. Se estiran y se encogen, se inflan, así como se pinchan o inventan, hasta el punto que los trabajadores de informativos manifestaron su “vergüenza”, a través de un comunicado del Consejo de Informativos, por su intervención en un acto en la Casa de América, donde aseveró que “España nunca colonizó, sino que civilizó. ¿Cómo los españoles de ese entorno se iban a dedicar al exterminio de los seres humanos?, en qué cabeza cabe. ¿Que se hizo cosas mal? Que alguien me diga en qué conquista no las hubo”.

Persistencia en el adoctrinamiento

Con estos mimbres, RTVE continúa siendo durante el 2017 el centro de la polémica. El ente público sigue sin rumbo, con unos informativos en los que imperan las denuncias de manipulación y censura, como recoge el último informe trimestral del Consejo de Informativos de TVE con 60 nuevos casos, que se suman a los ya reunidos con anterioridad. A lo que hay que unir la costosa contratación a productoras privadas de programas de calidad cuestionable y dudosa legalidad como ‘Hora Punta’ o el defenestrado ‘¿Cómo lo ves?’. Sin embargo TVE puede presumir de galardón, ya que la Conferencia Episcopal Española acaba de otorgar a Sergio Martín, director y presentador de ‘Los desayunos de TVE’ el premio ‘Bravo’, con el que reconocen “su contribución a la dignidad del hombre, los derechos humanos y los valores evangélicos”. Se entiende con esto, que la televisión pública que dirige José Antonio Sánchez, ha conseguido acabar con “el rampante relativismo espiritual y moral encerrado por el poder dominante, que os tienta hasta haceros perder la orientación en el camino de la vida”, del que se quejaba publicablemente el ex presidente de la Conferencia Episcopal Española, Antonio María Rouco Varela.

Con la aprobación, el pasado septiembre, de la nueva ley de elección de cargos de RTVE no solo podremos decir: “gracias y adiós” al señor Sánchez, si no lo que es más importante, podremos replantear el modelo de radiotelevisión pública, que no vulnere el derecho de la ciudadanía a una información veraz y que cumpla con el ejercicio del periodismo ético.