Las hostilidades en el mundo independentista han aflorado en el día previsto para la sesión de investidura. ERC y Junts per Catalunya disienten del camino a tomar. Mientras que ERC quiere construir la república gobernando la Generalitat durante los próximos cuatro años, el partido de Carles Puigdemont se aferra a proclamar la independencia sin programa de gobierno alguno. Así, el presidente del Parlament, Roger Torrent ha sorprendido a todos cuando a primera hora de la mañana ha comunicado el aplazamiento de la sesión plenaria hasta que el Tribunal Constitucional resuelva todas las alegaciones que tiene pendientes, entre ellas la que hoy mismo ha presentado el Parlament. El TC ya ha denegado las alegaciones de JxCat.

Durante estas últimas semanas se han hecho más grandes unas grietas entre el independentismo que siempre han estado latentes, sobre todo entre el mundo de Esquerra y el convergente, mudado ahora en Junts per Catalunya, previo paso por el PDCat.

La decisión de Puigdemont de pedir amparo al presidente del Parlament como diputado puso a los pies de los caballos a Torrent. Si incumplía el mandato del TC Torrent podría ser encausado, tal y como sucedió a Carme Forcadell la pasada legislatura, y Puigdemont instaba a Torrent a no hacer caso a las recomendaciones del TC y de los propios servicios jurídicos de la Cámara (todos insisten en qué el candidato debe estar presente en la cámara) y hacer un debate con el candidato ausente. Puigdemont nunca ha pensado en comparecer ante la cámara catalana, a pesar de que ha jugado al despiste insinuando la posibilidad de viajar a Barcelona.

Llamadas a Puigdemont

Según han explicado desde ERC, esta mañana Torrent ha llamado por teléfono, hasta en cuatro ocasiones, a Puigdemont para comunicarle su decisión de aplazar sine die la sesión de investidura, pero el líder de JxCat no ha contenstado. Ante el enfado de los seguidores del candidato a presidente de la Generalitat por no haberlo hablado antes, desde ERC se ha puesto encima de la mesa que Puigdemont tampoco avisó a Torrent de que le pediría amparo como diputado.

Habitualmente, el debate de investidura está reglado con un discurso del candidato, las respuestas de los grupos paralemtarios y la votación. Todo indica que JxCAT pretendía hacer una sesión simbólica, sin el candidato presente, y si no se podía votar en el hemiciclo se hubiera hecho un simulacro de votación en unas dependencias del Parlament sin ningún valor jurídico.

Todo indica que la pretensión de Puigdemont es ser elegido presidente sin mostrar cuál es el programa de gobierno. La CUP ha explicado que JxCat había aceptado quitar el concierto a las escuelas religiosas que separan los sexos, crear una asamblea constituyente que elabore una constitución, la nacionalización de la empresa Aguas Ter Llobregat y un plan contra la violencia machista y otro contra la corrupción. "Queremos investir al presidente de la República", ha afirmado Carles Riera, de la CUP.

La decisión de Torrent ha sido compartida, evidentemente por ERC, pero también por el PSC y Comú-Podem. Para el PP, si Torrent ha tomado la decisión ha sido "gracias a Mariano Rajoy". Inés Arrimadas, por su parte, se ha alineado con la CUP y con JxCat en la oposición a la decisión de Torrent. Arrimadas ha culpado a la "injusta" ley electoral, mientras que Elsa Artadi (JxCat) ha señalado que la investidura de Puigdemont cuenta con 68 votos y ha instado a Torrent a hacer el plenario. Como protesta, los 4 diputados de la CUP han ocupado sus escaños a la hora de iniciarse el pleno. Tras conseguir la imagen, han vuelto a sus quehaceres. Aunque en un primer momento todo parecía indicar que los diputados de Junts también ocuparían sus escaños, al final han decidido ir a la manifestación convocada por la ANC.

Nuevo candidato

PSC, PP, Comú-Podem y Ciudadanos estiman que Torrent debería abrir una nueva ronda de contactos con los grupos parlamentarios y proponer a otro candidato diferente a Puigdemont

Aunque el presidente del Parlament mantiene, "por ahora", la candidatura de Puigdemont, desde Esquerra se espera un gesto del candidato que desbloquee la investidura, lo que significaría un "paso atrás" de Puigdemont, como el que hizo Mas en enero de 2016. No obstante, tanto JxCat como la CUP han puesto en marcha la presión en la calle. Centenares de personas han acudido hasta los aledaños del Parlament para exigir la investidura de Puigdemont. Los diputados de la CUP y los de JxCat se han mezclado con ellos. Incluso, cuando ya casi no quedaba nadie en el Parlament los manifestantes han sobrepasado el cordón de seguridad de los Mossos y han accedido hasta la puerta del Parlament, donde la policía autonómica ha cargado.

La presión sobre ERC para que acepte a Puigdemont como presidente de la Generalitat sin programa de gobierno será muy fuerte. Los convergentes son especialistas en ello. Ya en 2012 Oriol Junqueras, ahora encarcelado en Estremera, no pudo soportar la presión de Artur Mas y capituló en hacer una lista conjunta (Junts pel Sí). Puigdemont también lo intentó, pero como ERC creía que ahora sí que ganaría no entró en el juego. JxCat usará las entidades soberanistas, como la ANC, para presionar. ERC debe elegir entre seguir haciendo mártires a la causa independentista o bien hacer presidente de la Generalitat a alguien que cumpla con la legalidad sin renunciar a los postulados independentistas. En ERC cada vez más hay quien desea romper el cordón que les liga a Puifgdemont y volar en solitario. El aplazamiento de la sesión de investidura puede ser un primer paso