Se puede decir que la eclosión de la jardinería y las flores en la pintura se produjo con pintores como Claude Monet, hacia finales del siglo XIX. Si bien anteriormente la presencia de naturaleza en los cuadros era elocuente, siempre se trataba de un complemento para contar una historia o para entorno de unos personajes. La Alegoría de la Primavera, de Botticelli, por ejemplo, o el Jardín de las Delicias, de El Bosco, son pinturas centradas en la mitología o en el ser humano, más allá de que los nombres hagan referencia a flores y jardines. Ni siquiera los particularísimos retratos de Giuseppe Arcimboldo, llenos de naturaleza, dejaban de tener a la persona en el centro.

Esto no quiere decir que en la Edad Media o durante el Renacimiento no hubiera pioneros que fueran una excepción y que se centraran específicamente en las flores. Si nos remontamos al Medioevo, habrá que trasladarse al Lejano Oriente, a China, donde sí se hacían pinturas de flores y pájaros. En Europa, en cambio, hay que avanzar bastante en el tiempo para encontrar ejemplos como el del pintor neerlandés Ambrosius Bosschaert el Viejo, que nos dejó múltiples bodegones con ramos de flores, verdaderos referentes para los artistas que estaban por venir.

El jardín de Anglada Camarasa se podrá visitar en CaixaForum Palma hasta el 25 de agosto de 2024

En esa estela se encuentra Hermen Anglada-Camarasa, que dedicó la pintura a su pasión: los jardines y los elementos florales. En Mallorca, su tierra de acogida -él era de Barcelona-, el genial pintor ya tiene dedicado un espacio permanente en CaixaForum Palma, de la Fundación “la Caixa”, que en esta ocasión se transforma y amplía para acoger una mirada inédita sobre el tema recurrente en la obra del artista. La exposición, que toma como punto de partida el jardín de El Pinaret de Port de Pollença, propone un recorrido por tres ámbitos a través de una selección de óleos, dibujos, fotografías, estampas y objetos. El primero de ellos ámbito, Del jardín al lienzo, empieza con su llegada a Mallorca, donde se instaló durante la Primera Guerra Mundial; el segundo, Escenarios florales, se centra en la consolidación de su trayectoria y de su proyección internacional con sus casi veinte años en París; por último, el tercer ámbito, Complementos de la identidad, es el que se ocupa de su aproximación a la flor desde el papel ornamental, algo que lo lleva a incluirla en vestidos, sombreros y accesorios de varios personajes femeninos, como el de El tango de la corona.

Hermen Anglada Camarasa. Flors, anèmones. c. 1920 1925. Óleo sobre tabla. © Colección Anglada Camarasa Fundación la Caixa

La muestra transforma el espacio de Anglada-Camarasa en un verdadero jardín, en el que se puede leer la flor en toda su dimensión. Los visitantes podrán entender cómo pintó las flores en su obra, pero también cómo las flores dibujaron, a su vez, la vida del pintor. Se trata de una de las exposiciones más duraderas, ya que podrá ser visitada hasta el 25 de agosto de 2024 y, por supuesto, contará con diversas actividades complementarias, como conferencias, visitas en familia, visitas comentadas o talleres.