Hemos tenido la ocasión de charlar con Jordi Longás, doctor en Pedagogía, profesor e investigador en la Universidad Ramón Llull, y miembro de la Dirección Científica del Observatorio CaixaProinfancia -Infancia, Vulnerabilidad y Acción Socioeducativa- de la Fundación ”la Caixa”. Longás tiene un discurso muy potente sobre la necesidad de empoderar a los niños y los jóvenes en situación de exclusión, para poder romper realmente el círculo de la pobreza que muchas veces se arrastra de generación en generación.

Pregunta- ¿En qué consiste el programa CaixaProinfancia y cuál es tu tarea en ella?

Respuesta- Yo soy profesor en la universidad Ramón Llull de Barcelona. Soy miembro de un grupo de investigación que está asesorando el programa desde sus inicios, desde el curso 2011-2012. Lo rediseñamos y llevamos a su implementación en todo el territorio español. Somos responsables, en cierta manera, del diseño y la monitorización. 

P- ¿Cuántas entidades colaboran con el programa?

R- En lo que respecta a tiempo libre, son unas 320. Pero en el programa en general son más de 500. Estas entidades están organizadas en pequeñas redes territoriales, por lo que su ámbito de actuación es un ámbito local circunscrito a un barrio o un distrito, o en ocasiones a un municipio de dimensiones pequeñas. Se trabaja en zonas en las que hay más densidad de situación de exclusión social o de vulnerabilidad. La idea del trabajo en red es que las entidades que son colaboradoras con el programa CaixaProinfancia se coordinen para dar una prestación principalmente en el ámbito educativo, aunque no solo. Lo que se busca con esta estrategia, y por eso lo hacemos en todo el territorio, no es que sean las únicas entidades que trabajan con estas familias, sino que a la fuerza tienen que combinarse con servicios sociales y con los centros educativos

Jordi Longás miembro de la Dirección Científica del Observatorio CaixaProinfancia

P- Sería una red intersectorial.

R- Sí, eso es. En todo el territorio hay hoy 180 redes. En esas redes hay diferentes grados de evolución o de madurez. Algunas porque empezaron antes, y algunas porque trabajan muy rápido y bien. Como todo en la vida. En algunas de estas redes se han incorporado servicios de pediatría o entidades culturales, por ejemplo. Son organizaciones que de alguna forma colaboran también cola educación.

P- Una vez montadas esas redes, ¿cómo trabaja el programa?

R- En un territorio determinado, las familias que acceden al programa, llega a lo que llamamos una mesa de infancia. En esta mesa, hay un trabajo de coordinación con servicios sociales, que proporcionan servicios educativos. Ofrecen la cartera que la Fundación "la Caixa" financia. El papel de la fundación, además de tener el diseño o el copyright del modelo, lo que hace es financiar -que no es poco-, pero finalmente quien trabaja en el terreno con los niños y con las familias son las entidades. Aunque sea evidente, lo quiero poner en valor. Los profesionales de cada entidad y de cada territorio son los que llevan el peso del trabajo y hay que reconocer su labor. 

Los programas tienen varias líneas: acompañamiento social, refuerzo educativo, ocio y tiempo libre

P- ¿Qué incluye esa cartera de servicios que mencionabas?

R- Cuando las entidades se postulan, son seleccionadas, se les llama y se les hace un convenio, es porque se comprometen en esa red a ofrecer una cartera de servicios amplia. Esa cartera tiene un subprograma, una línea, de acompañamiento social. Todas las familias van a tener durante un año una serie de horas de entrevistas, de seguimiento, de apoyo, etc. También incluye una línea de refuerzo educativo, que se procura hacer coordinadamente con los centros educativos. Durante todo el año se hacen actividades de apoyo con monitores o educadores de las entidades. De los 62.000 / 65.000 niños que atiende el programa cada año, más de la mitad de ellos hacen refuerzo educativo. Otra línea importante es la de ocio y tiempo libre. Se organizan actividades de tiempo libre durante todo el año los días de la semana. Además, se organizan colonias urbanas en Navidad y Semana Santa. En verano también pueden ser campamentos.

P- Las diferentes actividades, entonces, tienen más que ver con la época del año que con el barrio o con el municipio en el que se hacen.

R- Esto tiene doble lógica. Por un lado, irse diez días al monte, a la sierra, en Madrid, y hacer unos campamentos es fantástico. Cambias de entorno y es algo muy intenso, pero son diez días. Si tienes buen tiempo, se puede hacer, pero en invierno, organizar actividades de aire libre, a no ser que tengas material y abrigo, se complica. Lo habitual es que las actividades de aire libre se hagan en verano. Pero por ejemplo, en Canarias, se organizan actividades de vela. Se adaptan al entorno natual, y su entorno natural es la playa.

Ayudamos también a la conciliación, sobre todo cuando acaban las clases y los padres siguen trabajando

P- En cuanto a las actividades educativas, ¿estas no acaban cuando acaba la escuela, no?

R- Justamente, las colonias urbanas son un recurso para poder hacer actividades educativas cuando se ha acabado la escuela. Esto es muy frecuente en centros concertados o privados. Se paga una matrícula, una cuota, y hay actividades en el mes de junio, para que los niños estén entretenidos. Es un tema de conciliación. Si los padres tienen vacaciones en agosto, pues en el mes de julio hay que hacer alguna cosa. Es como ir a la escuela, pero en lugar de ir a estudiar, hacen actividades. Desde yincanas hasta visitas a un museo o deportes. Con base en el centro de educativo o, en este caso, el centro de tiempo libre, se hacen actividades en el entorno de la ciudad, en horario escolar. Se van a cenar y a dormir a casa. Normalmente, estos centros son durante el año lo que llamamos centros abiertos, y allí es donde se hacen actividades de tiempo libre durante las tardes.

P- ¿En período de clases qué tipo de actividades se realizan? Porque supongo que después de estar todo el día estudiando, no tendrán muchas ganas de seguir haciendo solo eso, ¿no?

R- La idea es que no sea una prolongación de la escuela, porque se puede hacer muy pesado. La idea es combinar, salir de la escuela, ir al centro abierto, participaren juegos, teatro, merienda, y luego sí hacer los deberes. O al revés, hacen primero los deberes y luego se pasa a jugar y a hacer actividades de tiempo libre. En el fondo es otro recurso de conciliación, pero también de compensación de déficits familiares, esto dicho con todos los matices, porque ese déficit puede tener mil y una razones, desde la falta de presencia de los padres por sus horarios laborales hasta déficit de competencia parentales.

La labor de los centros hace también que los niños dejen malos hábitos en los que pueden caer cuando no hay control parental

P- Los centros, entonces, tienen espacios de apoyo educativo...

R- Efectivamente. Y si combinamos refuerzo con actividades de juego, de tiempo libre, logramos una estabilización o una normalización de un horario. Son un puente entre la escuela y la familia. La realidad es que muchos de estos niños, si esto no existiera, irían a la calle o estarían permanentemente conectados a la videoconsola o a la tele, incluso los de menores recursos. Los centros son espacios muy potentes de socialización. 

P- Vemos muchas veces actividades solidarias que se quedan en el hecho puntual, mientras que esto es un programa global, que no deja a los niños con tres días de alegría y punto.

R- Tres días de alegría están muy bien, pero hace falta más. Este es un proyecto de continuidad. Cuando una familia entra en un programa y se le hace una evaluación de la vulnerabilidad social, en función de las necesidades, se le ofrecen una serie de servicios y también algunos bienes. La familia se ha de comprometer en un contrato pedagógico que tienen que cumplir, que los niños van a asistir, que va a haber formalidad. Si los niños tienen dificultades de escolaridad, se le va a dar refuerzo educativo. Si no los tiene, no, porque no tiene sentido. Pero siempre va a tener la opción del tiempo libre. Lo que marca el ritmo de trabajo con cada familia y con cada niño es el plan de trabajo anual, que se va revisando trimestralmente y se evalúa al final. 

P- ¿Cómo son las colonias?

R- Son actividades más puntuales y muy atractivas. Para muchos niños y niñas es la continuidad de todo el trabajo del año. Para otros, posiblemente, durante el año no han necesitado el refuerzo educativo, pero sí van a participar de la experiencia. Si hacían deporte durante el año, esta será una inyección de unos cuantos días en verano.

P- ¿Qué otros talleres incluye el programa?

R- Pues, hay un programa de atención psicoterapéutica en el que se acompaña a niños, niñas, padres y madres con dificultades, individuales o familiares, y una línea de talleres de padres, que incluyen talleres maternoinfantiles y talleres de padres en clave de competencias parentales. Son talleres de familia, muy bonitos, muy estandarizados. Por poner un ejemplo, se plantean temáticas como el reparto de las tareas domésticas. Se trabaja sobre estos temas, familias y niños por separado. Meriendan y luego se juntan, para debatir de formas cruzadas.

Es difícil manejar datos estandarizados porque en nuestro país cada Comunidad Autónoma segrega a la sociedad de una manera diferente

P- ¿Hay alguna forma de medir la mejora del rendimiento escolar en los niños que participan en el programa?

R- Estamos utilizando tres medidas. Una para todas las familias, es una valoración de su vulnerabilidad social mediante una escala que se aplica al inicio y al final del curso. En concreto para el éxito educativo, lo que utilizamos son los estándares de evaluación que se utilizan a nivel nacional por Comunidades Autónomas. La dificultad es grande, porque tenemos muchos datos pero muy disgregados y se manejan según Comunidades, ciudades y demás de forma diferente. Por ejemplo, en alguna Comunidad se considera que un joven lo es hasta los 24 años, y en otra, hasta los 30, o medidas escolares hasta los 16 o hasta los 18. Se hace muy complicado. Acabamos manejando datos como por ejemplo informes PISA o tasas de graduación publicadas por el INE, y contra eso hacemos las comparativas. Lo que no tenemos, porque no existe en el país, un estudio disgregado por niveles socioeconómicos o socioculturales.

P- Es muy difícil así saber cuál sería el éxito educativo esperable en un segmento social determinado.

R- Difícil por no decir imposible. Es un dato que no se conoce. Hacemos proyecciones, pero no son datos cien por cien reales. Esas proyecciones son sobre competencias básicas y no sobre éxito final. Lo que observamos es que en la población vulnerable, la posibilidad de éxito puede ser de 4 o 5 veces menor que en población de nivel medio/alto, por ejemplo, pero no hay un dato directo. Lo que sí estamos viendo es que los jóvenes que acaban la ESO en el programa están consiguiendo mejores resultados en tasa bruta que la media nacional. Para nosotros eso es muy importante, porque la media nacional mezcla a todos los niveles socioeconómicos o socioculturales. El dato es bueno.

P- Dado que las competencias en educación están transferidas a las Comunidades Autónomas, cada una se comportará de una manera diferente. ¿Hay alguna en la que habéis encontrado más facilidades o más dificultades para hacer vuestro trabajo? Me refiero a Comunidades en las que se hace un buen trabajo y se necesita menos vuestra intervención o Comunidades que os ponen trabas.

R- La facilidad de datos en general es equivalente. En cuanto a los datos finos, pero aquí, más que de Comunidad Autónoma, muchas veces es por ciudad. Aquí sí tengo que decir que la calidad de datos de, por ejemplo, Barcelona Bilbao es muy superior a la de otras ciudades, porque ha habido una política en los dos Ayuntamientos de disgregar datos por distritos. Como conocemos la renta por barrios, se facilita mucho nuestro trabajo.

P- ¿Sigue habiendo muchas diferencias entre Comunidades Autónomas en éxito educativo?

R- Muchísimas. Muy grandes. El umbral entre las que están mejor y las que están peor es de más de 20 puntos. Y no me meto en el modelo de gestión, porque estoy convencido de que no es por eso. Hay una realidad social, y sobre todo económica que diferencia las Comunidades, y es uno de los grandes problemas en el modelo de Estado. No hemos conseguido compensar déficits históricos. 

P- ¿Cómo ves el futuro inmediato del programa?

R- Creo que la Fundación "la Caixa" está haciendo un esfuerzo muy importante. Lo que más destaco, más allá de los números, es la persistencia. Desde 2010 decidieron que había que trabajar con el tema de pobreza infantil, estamos en 2022, seguimos trabajando, y a nuestro equipo nos siguen pidiendo que pensemos cómo mejorar. No hay ninguna política de familia o de pobreza en el país que pueda decir que lleva diez años. Ninguna. Porque todas tienen que ver con programas electorales. Tiene que ver incluso con el compromiso de quienes trabajan, que son unos 7.000 profesionales, que saben que el año que viene el programa sigue, y al otro también. Es muy diferente a ganar un concurso por un año, pendiente de una subvención. Valoremos entonces esa persistencia.