Las Cortes de Castilla y León son escenario desde este martes del Debate de Política General, la cita en la que, supuestamente, el presidente del Gobierno autonómico, Alfonso Fernández Mañueco, rinde cuentas sobre el estado de la Comunidad y que, sin embargo, ha arrancado con una ofensiva contra la posible investidura del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez y en defensa de la fallida intentona sufrida por el líder de su partido, Alberto Núñez Feijóo.

En esta segunda ocasión en la que Mañueco afronta el maratoniano pleno desde que consiguió la presidencia de Castilla y León -la anterior tuvo lugar en 2020, durante la pandemia- era previsible que la política nacional saltaría al ruedo autonómico de la mano de la coalición derecha-ultraderecha; pero apenas había transcurrido un minuto desde el comienzo de su intervención cuando Mañueco ha embestido contra la posible investidura de Sánchez, lamentando al mismo tiempo el fracaso de “la propuesta sólida, lógica, oportuna y necesaria” de Feijóo.

Las cosas ‘innegociables’, según Mañueco

El embate de Mañueco, en las antípodas del perfil institucional, ha comenzado contraponiendo esa “propuesta sólida” de Feijóo, que, en su opinión, presentó “un programa de gobierno pensado para todos los españoles”, con “un futuro político inmediato muy preocupante e incierto”, puesto que, ha señalado, “tenemos sobrados indicios de que una probable siguiente investidura nos va a costar muy cara a todos los españoles en términos de integridad constitucional, de prebendas para unos pocos y discriminación e insolidaridad para muchos”.

Hablando, según dijo, en nombre de “la gran mayoría de castellanos y leoneses”, señaló como “innegociables” una lista de reivindicaciones que comenzaban por “la unidad de la Nación Española”.

Pero además -siempre en nombre de la población-, Mañueco listó como innegociables la igualdad esencial de todos los españoles, la integridad autonómica y territorial, la dignidad de las víctimas del terrorismo o el marco de convivencia previsto en la Constitución de 1978, que “asegura un sistema democrático de todos y para todos, unas leyes de todos y para todos y un modelo territorial de todos y para todos” que, añadió, “será perjudicial retorcer para cambiarlo por la puerta de atrás debatiendo con unos pocos, que son precisamente los que quieren destruirlo”.

“No cederemos a chantajes de apoyos por privilegios a unas comunidades sobre otras”, subrayó Mañueco, afirmando que “tenemos plena legitimidad para decir esto, porque Castilla y León ha sido protagonista esencial para la cultura, la personalidad y la misma existencia de España”.

Más torpedos al Gobierno de Sánchez

Mañueco ha trufado su discurso tanto de supuestos logros de su gobierno como de torpedos al del presidente en funciones.

Entre los primeros, ha asegurado ser partidario y paladín del diálogo, tanto del político, que le ha llevado a acuerdos de gobierno, ora con Ciudadanos, ora con Vox, como del social, con empresarios y sindicatos, a los que, sin embargo, la parte ultra de su Gobierno estrangula desde su llegada sin freno por su parte, o del diálogo civil.

Haciendo gala de ese diálogo, ha anunciado que convocará a los grupos políticos de la Cámara para plantearles tres grandes pactos, sobre sanidad, financiación autonómica y desarrollo en materia de transportes, todos ellos, en definitiva, dirigidos a plantear reivindicaciones al Gobierno de España: es decir, a pedir más dinero del Estado.

Mañueco ha negado el retroceso, en su opinión basado en “informaciones falsas e interesadas” en políticas en materia de violencia machista, que, ha afirmado, “no sólo no han retrocedido ni un milímetro, sino que además han avanzado”.

Pero además, Mañueco ha tenido duras críticas para el ministro de Agricultura, Luis Planas, por la paralización de la cabaña ganadera durante la crisis del saneamiento o “ponerse de perfil” ante la enfermedad hemorrágica epizoótica.

El presidente de la Junta ha tenido también recuerdos para las propuestas educativas del Ministerio, reafirmándose en reivindicar “la libre elección de las familias”, así como para el “rédito electoral” que, en su opinión, busca Transportes bonificando los viajes en servicios ferroviarios, o subrayando su política de vivienda “de compromisos reales”, sin hacer referencia al año de retraso en el pago de las ayudas al alquiler prometidas por la Junta de Castilla y León a los ciudadanos más desfavorecidos.