La empresa Macrosad, que tiene adjudicada la gestión de la residencia de mayores Moscatelares -dependiente a su vez de la Comunidad de Madrid- de la localidad de San Sebastián de los Reyes, ha sido sancionada por servir comida caducada desde hacía más de un año. En concreto, se trata de tarrinas de puré de merluza, zanahoria y arroz.

La orden ha sido adelantada por la Cadena Ser y a ella ha tenido acceso la Agencia EFE. En ella, la Consejería de Familia, Juventud y Política Social de la Comunidad detalla que un técnico visitó la residencia a fecha 13 de febrero de 2023 y constató después de revisar la cocina que había comida caducada desde el 11 de febrero del año anterior "que se iba a servir".

En lo que respecta a la compañía, ésta basó sus alegaciones en las diferencias entre la fecha de caducidad y la “consumo preferente”, aunque la Consejería mantiene que no hay “ningún dato que desvirtúe el incumplimiento detectado”, fundamentado en las afecciones “a la cantidad o a la calidad de los alimentos suministrados a los usuarios”. A partir de aquí, la Consejería entiende que se llevó a cabo un “incumplimiento grave” de los pliegos del contrato de gestión y ha impuesto una cuantía económica de 33.820,47 euros.

Más sanciones

La sanción por lo expuesto anteriormente se firmó el pasado 13 de junio, mismo día en el que se le impuso un importe de 16.910,23 euros, en su caso por la intoxicación de una usuaria que no fue comunicada al departamento.

En su caso, la orden destaca que el 18 de marzo de 2023 una residente pidió a una auxiliar que se le rellenara una botella de agua y que cuando fue a beber se percató de un “olor extraño”, como “a colonia”. Después, comenzó a padecer irritación de garganta, vómitos y náuseas. De hecho, el personal médico constató que había espuma en el recipiente con el consiguiente “riesgo de aspiración” para la usuaria, que tuvo que ser trasladada a un centro hospitalario.

El hecho, cuenta la Consejería, no se informó a la Dirección General de Atención al Mayor y a la Dependencia en “ningún momento a lo largo de ese día”; algo que siempre debe hacer en estos casos, según cuentan. Es decir, se produjo además un incumplimiento mayor de los pliegos del contrato.

La empresa señalada tiene adjudicada la gestión de la residencia Moscatelares hasta el 31 de diciembre del año que viene obedeciendo así a un contrato formalizado en junio de 2022, con una duración de tres años y un importe superior a 11 millones de euros.

“La comida es deleznable”

El pasado 15 de septiembre la residencia saltó a la palestra por una denuncia similar. Muchos recordarán en aquella ocasión las palabras de Mariano Turégano García, de 82 años de edad, quien lamentaba haber estado “horas sin comer” porque “la comida es deleznable”. “Tampoco tenemos ropa en los armarios porque no hay personal de lavandería” añadía. Entretanto, asumía haber tenido que “pelear mucho” hasta lograr la correcta climatización de las habitaciones. 

Hemos pasado un verano de 40 grados porque la Comunidad mira para otro lado cuando se trata de ver por la salud y el bienestar de sus ciudadanos”, emplazaba. “Algunas de nuestras compañeras y compañeros han sido hospitalizados este verano con altos niveles de deshidratación que agravan o desencadenan otras patologías. Hace una semana se comprometieron con nosotros a hacer las horas necesarias para la correcta climatización del centro. Hemos tenido que pelear mucho y salir en la prensa para conseguirlo. Ahora les toca a ustedes vigilar y hacer cumplir ese compromiso”, apuntaban.

Entre otras de las denuncias del hombre se encontraba también que algunos compañeros que no podían salir de las instalaciones por problemas de salud mental, pero lo hacían igualmente con total libertad y “después de horas es la Policía quien los encuentra perdidos por algún supermercado y los identifica”.

En esas declaraciones se refería también al personal del centro, escaso a su juicio, y que también sufrían las consecuencias: “Los 40 grados también son para ellos y tienen que hacer su trabajo y el de los puestos que no están cubiertos (…) Será imposible tener una plantilla completa y estabilizarla si los salarios y las condiciones laborales son tan lamentables. La consecuencia es nuestra desatención, y esa desatención puede precipitar situaciones trágicas”, asumía señalando directamente a la Comunidad de Madrid.