La semana pasada la Comunidad de Madrid y los profesionales de las Urgencias Extrahospitalarias llegaban a un acuerdo para desconvocar la huelga que había contado el anterior domingo con el apoyo de una multitudinaria marcha en defensa de la Sanidad Pública. Los puntos del documento estaban en un punto medio entre las partes y los profesionales esperaban que fuera la primera piedra para construir el camino de reconciliación con el Ejecutivo regional y el ámbito de la Salud.

Sin embargo, el equipo de Ayuso dejó algunos flecos sueltos, como el que tiene que ver con 29 centros que el día de la firma del texto el departamento de Enrique Ruiz Escudero no aclaró cómo se iban a reabrir. Sobre este hecho, las enfermeras del Servicio de Urgencia Médica de Madrid (SUMMA 112) han escrito una carta a la responsable de Sol para exigir que estos puntos de atención no se abran únicamente con personal de enfermería como pretende la consejería de Sanidad. “El verdadero sentido de las ‘urgencias de los barrios (SUAPs)’ y de las ‘urgencias de los pueblos (SARs) se pierde con el invento improvisado de este nuevo plan”, estima la misiva.

El escrito recuerda algo que, paradójicamente, utilizó la líder de la región para defender su postura de implantación de videomedicina en este tipo de centros, y es que en muchas ocasiones no se atienden casos especialmente graves. Lo cual no implica que no precisen de médicos, más bien todo lo contrario. De hecho, asegura la Asociación Madrileña de Enfermería Independiente, esto evitaría el colapso aún mayor de las urgencia hospitalarias.

La dura carta de las enfermeras de Urgencias a Ayuso

Las líneas redactadas por las enfermeras dan datos muy esclarecedores sobre la necesidad de dotar a los nuevos Puntos de Atención Continuada (PAC) de todo el personal necesario. Así las cosas, de los 63.0002 pacientes que atendieron los SUAPs en el mes previo a su cierre -febrero de 2020- solo un 7% fueron derivados al hospital. Asimismo, del mismo número y en el mismo momento, más del 80% precisaron de asistencia médica.

El documento recoge también que menos del 17% de las personas que acuden a estos lugares lo hacen con problemas exclusivos de enfermería, de las cuales 5,6% son urgencias y un 11,2% pacientes programados. El resto -un 81,18%- necesitan atención médica, siendo un 58% aproximadamente atendidos solo por médicos y el 25,38% por estos y personal de enfermería.

A renglón seguido, las enfermeras del SUMMA 112 acusan de “manipulación” a la Comunidad de Madrid a la hora de hablar de los centros para los que el departamento de Sanidad no tenía aún no tenían un plan definido.

“Se está aseverando que el 55% de la actividad asistencial son pacientes atendidos puramente por enfermería, estadística que suponemos proviene de los nuevos PAC, donde en un día cualquiera más del 50% de los centros no tienen médicos, por lo cual es evidente que los pacientes que allí se pueden atender lo serán por enfermeras”, exponen. “Además, no se ha hecho público cuántos, de todos lo que acuden a centros sin médicos tienen que ser derivados a un centro con médico”, apostillan.

La carta mantiene el tono duro contra la presidenta de la Comunidad de Madrid, a quien acusan de  tomar una decisión electoralista con la apertura de los 29 centros que se situaban, diciéndolo de un modo coloquial, en el limbo, ya que “cerrar ahora todos los que no son capaces de abrir con un equipo médico completo no es buena publicidad de cara a las próximas elecciones”. Prescindir de la apertura de estos lugares, aseveran, “supondría volver al plan de agosto en el que pretendían abrir solo 10 de los 37 SUAPS que se cerraron”. También afean a la líder regional haberse hecho entonces un “tour televisivo diciendo que los iba a abrir todos sin ningún conocimiento de causa”.

Con todo, las autoras del documento sostienen que sus competencias y las de los médicos “son complementarias y nunca sustitutivas”, por lo que la una precisa de la otra, pero cada una tiene su campo concreto de actuación. En definitiva, el personal de enfermería asegura estar “harto” de ser un “instrumento” que utiliza la Consejería ante la falta de médicos.