En apenas 10 minutos (9 minutos y 44 segundos, para ser exactos), el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, hizo balance de un año para la historia, propia, ajena y general de todos los gallegos. En realidad, su discurso se prolongó por espacio de 9 minutos y 9 segundos; el resto fueron imágenes de la vacunación, de niños con sus mascarillas, del mar y el verde gallegos y, cómo no, del Apóstol Santiago.

En su alocución, la pandemia lo copó todo, o casi todo. El máximo dirigente gallego optó por su versión más moderada, lo que no quiere decir que no haya hecho alguna alusión al Gobierno central. Pero ya se sabe que en esta modalidad, que últimamente tenía abandonada porque Ayuso empuja y mucho, Feijóo también lanza sus puyas, aunque de forma más ligera.

La primera parte la dedicó, íntegramente, al coronavirus y sus consecuencias, admitiendo que “fue un año en el que ni siquiera pudimos decir adiós como nos gustaría a los que se fueron”. Para hablar de este apartado eligió “este mismo atril que utilicé para comunicarles datos sobre la evolución de la pandemia”. Ese decorado, con la trasera de la Xunta de Galicia de fondo, le sirvió para la introducción y, siguiendo la dinámina de los informativos de televisión, dejó la habitual pose estática para dirigirse a otra parte del plató donde una gran pantalla iba emitiendo imágenes relacionadas con su discurso.

Y es que en realidad, pocos titulares se pueden extraer de sus palabras. Es lo que tiene la moderación en estos tiempos de Ayuso, Abascal y Casado en los que parece que si no insultas o increpas a Sánchez o a su equipo, no eres nada. Además, en su famoso vídeo de hace unos días en los que apelaba a la necesidad de un supuesto entendimiento, ya lanzó sus mensajes estilo 'derechita valiente', que diría alguna ex rana. Quizás por ello, los responsables de comunicación decidieron tirar de distracción y mientras decía que este 2020 “fue el año en el que estuvimos confinados, fue el año de las medidas de prevención a las que estábamos acostumbrados”, aparecían calles vacías por detrás. Si la referencia era a la vacuna, lo ilustraba con el vídeo de la primera mujer a la que inyectó la primera dosis.

Hubo referencias a la parte económica, por ejemplo, hostelería y autónomos. Pero también a la humana y social, como a las familias que perdieron a algún ser querido, los mayores o los niños y adolescentes. Elogios que extendió a los “profesionales sanitarios que dieron lo mejor de sí para curar y salvar vidas. Y en los trabajadores de las residencias de mayores que los cuidaron y los protegieron de la soledad”. Y a los “profesionales educativos”.

Pedir perdón

Feijóo sí aprovechó para autoelogiarse al señalar que “Galicia dio la talla como Comunidad y también como un conjunto de instituciones capaces de trabajar armónicamente”. Además, tras reconocer los problemas de las medidas que la Xunta ha ido adoptado, lanzó un “lo siento de todo corazón” que enseguida recordó a aquel “aún no ha pedido perdón”, de Casado a Sánchez en el Congreso.

A continuación, reconoció que “modificamos normativas para adaptarlas a la situación cambiante”, “sé que afectamos todos los aspectos de la vida cotidiana, incluidas estas Fiestas”, pero cada medida adoptada “tuvo como objetivo protegerlos a todos, a todos ustedes y poder continuar como una de las comunidades con mejor comportamiento en esta pandemia”. Seguramente la oposición, en particular el PSdeG le recordará sus críticas al Gobierno central por los cambios en las medidas puestas en marcha.

También aprovechó para elogiar el trabajo del Comité clínico, en clara referencia a la controversia que ha rodeado al Comité de expertos que asesora a Moncloa y del que habló en su balance del año el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Después de decir que Galicia aprovechará los fondos europeos, mostró su optimismo de cara al nuevo año.

El final de su discurso lo dedicó a publicitar el Xacobeo 2021, al que destinó más tiempo que al dinero que ha de venir de la UE. Núñez Feijóo puso sobre la mesa la esperanza que pone en el año santo compostelano desde todos los puntos de vista.

Por cierto, en esta ocasión, a diferencia de aquellos episodios en los que el 'olvido' de la mascarilla le obligaron, incluso hace unos días, a pedir disculpas, esta vez Feijóo entró con su mascarilla en ristre que, de manera bien estudiada, guardó en su chaqueta justo antes de iniciar su discurso.