El gobierno de ERC y el primer partido del Parlament, el PSC, intercambian críticas antes de enfrentarse a la decisión final sobre los presupuestos autonómicos. Están en la fase de los desmentidos. Los socialistas insisten que no hay acuerdo sobre el todo y por tanto no hay nada y los republicanos repiten que solo falta cerrar un acuerdo sobre la ronda del Vallès, el proyecto de la B-40 de la que el gobierno Aragonés se descolgó oficialmente hace ocho meses. En realidad, la gran cuestión sigue siendo la exigencia de Salvador Illa de ampliar el aeropuerto de El Prat y la necesidad por parte de Aragonés de identificar un sinónimo de ampliación para aparentar ante los suyos y los Comunes que concede menos de los que le reclaman los socialistas. Su legislatura pende de este hilo.

En la república de los sucedáneos en la que se ha convertido la Generalitat autonómica, el uso equivoco de las palabras se han demostrado esencial para no desanimar más de lo conveniente a los fieles. Ahora, es el turno de la ampliación del aeropuerto promovida por el gobierno central y rechazada en su momento por el Ayuntamiento de Barcelona y el gobierno de Aragonés. Justamente, el partido de Ada Colau es el único que está dispuesto a aprobar los presupuestos de ERC. Y los diputados de En Comú Podem han advertido a los republicanos que de aceptar las pretensiones del PSC (proyecto Hard Rock, ampliación aeropuerto y B-40) ellos retirarán su apoyo. Sin embargo, los ocho escaños de los comunes no pueden competir con los 33 del PSC y la portavoz de los comunes, Jéssica Albiach, ya se teme lo peor.

Mientras ERC afirma que solo queda pendiente el tema de la B-30 y considera que la tozudez del PSC es una expresión de “sus intereses partidistas”, los socialistas aseguran que sus reclamaciones de grandes infraestructuras no han sido atendidas todavía y recelan que el problema no está en los proyectos propiamente dichos sino en el hecho “de que los proponga el PSC”. La cuestión clave y la de mayor trascendencia por las fuertes reticencias expresadas por ERC y Comunes en los últimos tiempos es la del aeropuerto. Y debe seguir pendiente de acuerdo con las crónicas políticas más reputadas que se han hecho eco de la búsqueda del sinónimo salvador.

En teoría no debería haber mayor problema en encontrarlo. El Diccionario Ideológico de Julio Casares recoge media docena de buenas opciones: aumentar, ensanchar, prolongar, expandir, desarrollar o estirar. ERC parece haberse encallado, sin embargo, en “modernizar”, concepto que se aleja algo de la voluntad de ampliar y más bien parece abrazar uno de los sinónimos de doble sentido: dilatar. Dilatar puede significar aumentar el volumen de una cosa o prolongarse en el tiempo. Precisamente el PSC quiere evitar que los acuerdos sobre sus exigencias dejen abierto ningún resquicio literario para dejar para más adelante las decisiones definitivas.

El país, pues, está pendiente del sinónimo salvador de una legislatura. ERC lo ha intentado todo para rebajar las pretensiones de Illa, incluso la gestión con el primo zumosol del PSC, Pedro Sánchez, a quien aventuraron pesadillas en el Congreso si los socialistas catalanes no les salvaban los presupuestos catalanes. Una foto de Illa y Sánchez en una librería regalándose sendos libros fue la respuesta obtenida. Los socialistas buscan una victoria sin matices en esta negociación que visualice la derrota de la política de bloques que viene imperando en el Parlament desde hace muchos años por parte del independentismo. ERC intenta evitarse este mal trago, pero Junts, los únicos que pueden evitárselo, se están haciendo los suecos por creer que en la cesión de los republicanos frente a los socialistas está su ventaja electoral.