El Gobierno de la Comunidad de Madrid ha anunciado este viernes las nuevas restricciones de movilidad que afectan a 37 áreas (26 zonas básicas de salud de seis distritos y 11 de ocho municipios). Estas medidas llegan después de que, en lo que va de mes de septiembre, se hayan detectado 39.912 contagios y 536 fallecimientos por coronavirus. Pero estas restricciones calificadas como urgentes llegan también tras varios desencuentros entre los miembros del Gobierno regional.

Las zonas afectadas por las nuevas normas son Carabanchel, Usera, Villaverde, Puente de Vallecas y Ciudad en la capital, y otros siete municipios de la región: Fuenlabrada, Humanes, Moraleja de Enmedio, Parla, Getafe, San Sebastián de los Reyes y Alcobendas. En estos territorios se permite circular en su interior, pero queda restringida la entrada y la salida salvo para cuestiones básicas, como, entre otras, los desplazamientos al lugar de trabajo o a centros sanitarios, a una citación judicial, cuidado de personas dependientes o para ir al colegio. Las reuniones privadas se reducen de diez a seis personas, además de reducir los aforos al 50% y suspender la actividad en parques y jardines.

Esta batería de medidas no ha sido tan restrictiva como lo que se podía prever tras el anuncio del pasado miércoles del viceconsejero de Salud Pública y Plan Covid-19 de la Comunidad de Madrid, Antonio Zapatero, quien, en declaración a los medios de comunicación, aseguró que se baraja un plan de confinamientos selectivos previstos para aplicar este viernes, afectando a las zonas con peores cifras.

Tras este anuncio, que el viceconsejero aseguró comunicárselo a la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, quien no vio con buenos ojos esta proclamación y reconoció que aplicar confinamientos selectivos era una posibilidad en fase de estudio. Tras la incertidumbre creada, el encargado de esclarecerla fue el vicepresidente Ignacio Aguado en la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno, pero que, sin embargo, dicha cita con los periodistas se vio cancelada.

Después de estas idas y venidas, con reproches al Gobierno central, con quien la presidenta madrileña se reunirá el próximo lunes, y críticas de sanitarios alertando de la situación que se venía encima, llegó finalmente la rueda de prensa de la presidenta acompañada del vicepresidente y el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, para anunciar estas medidas que se plantearon como urgentes y estrictas, tales como un confinamiento, pero que resultan insuficientes para la situación del virus en la Comunidad.

Se prohíbe la salida y entrada a dichas zonas salvo excepciones, pero la vida de ocio de esas zonas sigue estando permitida, con restricciones del 50% y horario limitado hasta las 22 horas en hostelería, tanto en interior como en exterior, y en los locales de apuestas, así como cines, auditorios y salas de conciertos. De esta forma se permite la vida de barrio, quedando solo como recomendación la permanencia en los hogares, aún teniendo en cuenta que una gran parte de los vecinos de estas zonas tendrán que salir de ellas para trabajar.

Otro aspecto que han dejado en el aire las autoridades regionales son la problemática de las grandes aglomeraciones que se viven cada día en el transporte público, en concreto en el Metro, así como el refuerzo de la Atención Primaria y abrir los centros de salud que permanecen cerrados.

La oposición ha lamentado que no se refuercen los servicios sanitarios y preventivos, que no se adopten medidas sanitarias contundentes. Ángel Gabilondo, líder socialista madrileño, ha apuntado que "si solo se adoptan restricciones, sin acompañarlas de medidas sanitarias contundentes, el riesgo es que lo logrado no pase a ser un alivio temporal", mientras que Podemos Madrid ha lamentado la falta de inversión en el Metro y la falta de rastreadores, entre otros aspectos.