El ministro del Interior eleva el número de policías nacionales y guardias civiles en Cataluña. El presidente Carles Puigdemont sueña en convertirse en el tercer salvador de los catalanes. Jordi Pujol i Soley, fue el primer Héroe y nuestro mártir, además de nuestro lagartón, como se dice de la persona taimada y astuta, que ha pasado a ser defensor de sus hijos y de su mujer, Marta, Ferrusola.

Una familia católica ésta, aunque su dios verdadero había sido siempre Cataluña. Lo explicó de forma muy solemne el día de su boda, celebrada en compañía de familiares y amigos. Entonces dijo a Marta que él, desde luego, había nacido para dar vida a una nueva Cataluña.

Años después, el segundo Héroe fue Artur Mas. Era amigo de la familia Pujol y les gustó su serenidad, su silencio y su relación con la política. Artur sacó cabeza poco a poco, siempre las órdenes y atenciones del Gran President. Pero no deja de ser curioso que no le tocara a ninguno de sus hijos el honor de abrir la puerta de Cataluña para cerrar la del resto de España. La Justicia cayó sobre el sucesor in péctore, Oriol Pujol, por sus manejos con las ITV y el heredero quedó en agua de borrajas.

Pero, ¿qué daño imperdonable ha hecho el conjunto de España a Cataluña?

Por cierto, El.PLURAL publica hoy una excelente información preguntándose donde están ahora los militantes del PP manifestándose porque España se rompe. En todo caso, Artur Mas, ha demostrado que es un producto de Jordi Pujol pero descafeinado. Vende falacias a granel y parece que lo del tres per cent nunca fue con él.

Cuando Pujol , el primer Héroe, destapó los millones y millones de sus hijos y de su madre dijo a los periodistas lo siguiente: “Esto es una cuestión personal” ¡Manda huevos! Y ahora viene Puigdemont comportándose como Héroe de la nada.

Pero, ¿qué daño imperdonable ha hecho el conjunto de España a Cataluña? ¿No es España, la que fue rota a partir de 1936 y hasta que murió ese dictador criminal?

Lo que está sucediendo ahora es una canallada que sólo puede estar manejada por unos cuantos, al parecer enloquecidos. Cuando España logró por fin que nadie sea el dueño de nadie, resulta que algunos prefieren hundirla y montar una República a su manera.