Hasta ahora teníamos el problema de Cataluña que se matizaba con el PSC.PSOE. Hasta ahora teníamos el problema de Euzkadi que se simplificaba con el apoyo de ETA. ¿Pero y si el PSC duda y ETA desaparece? Pues tendremos que mirar a la cara al problema del indenpendentismo en España. Sin complejos cada uno, sin sustos cada cual, pero sin dogmatismos ninguno.

Conviene no olvidarse de que (dentro de la Unión Europea) Chequia y Eslovaquia se convirtieron en dos Estados independientes. Conviene no olvidarse de que, por divisiones políticas nacionalistas e idiomáticas, Bélgica se ha pasado más de un año sin gobierno.

Conviene no olvidarse de que la estructura política europea tiene cientos de años de modificaciones, pactos, ventas, matrimonios, guerras (las más cruentas del mundo), negociaciones y borrado de fronteras. Posiblemente sea España el país que menos ha sufrido este ir y venir en los mapas. Pero hoy ya está ahí el debate.

A mí, como entusiasta de una Europa unida, me da igual la fragmentación de lo que existe si los trozos aceptan la soberanía de un Estado europeo. Me daría igual ser de Arkansas o de Utha si fuera americano; me daría igual ser de Catalunya o de Valonia si fuera disciplinado y entusiasta patriota de Europa.

Me incorpararé a los movimientos que luchen por la unidad de España, pero no lloraré ni un minuto si me encuentro un día siendo europeo y a la vez parte de un Estado que no tiene ni a Euzkadi ni a Cataluña.

Yo quiero ser europeo, con normas europeas, con déficit europeo, con fronteras europeas, con Derecho europeo, lo de ser de una provincia europea o ser de otra, me da casi igual. Vamos, prefiero ser de la nueva Málaga europea que de la Baviera de toda la vida; pero si me toca ser bábaro, pues allí estaré.

Cuidado patriotas de cualquier espacio o color: este asunto va ser muy importante al día siguiente que la crisis económica empiece a tener mejor cara. Cuidado.

Luis Solana es militante socialista y promotor de Nuevas Tecnologías
www.luissolana.com